Eduardo R. Huchim / Desterrar la impunidad

AutorEduardo R. Huchim

-La lucha contra la corrupción va en serio. No habrá impunidad ni concesiones para nadie. Ni para miembros del gabinete, ni para amigos y familiares del Presidente. Para nadie. No habrá excusa que valga.

Y dijo más el próximo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en la reunión del martes 3 de julio de 2018 con las mujeres y hombres que integrarán su próximo gabinete:

-La austeridad es un asunto de principios. Se acabaron los privilegios y la posibilidad de enriquecimiento sexenal. Lo más importante es ayudar a la gente, a los más pobres.

Es decir, a pesar del tono conciliatorio que lo ha llevado a hacer un reconocimiento nada menos que a Enrique Peña Nieto y a reunirse con grandes empresarios e intercambiar abrazos con quienes antes fueron objeto de severas descalificaciones, AMLO ha reiterado a su equipo el emblema de su campaña y su bandera de vida en la política: la lucha anticorrupción. Una lucha que ya libró en la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal y en la que debió afrontar los casos de su tesorero Gustavo Ponce y de su cercano colaborador René Bejarano. Cierto que no fue él quien resultó pillado en actos de corrupción, pero la cercanía de ambos personajes con él es ejemplo de lo difícil que es la lucha contra un mal tan enraizado en el sector público mexicano. Dicho sea de paso, los responsables señalados terminaron en la cárcel y, en el caso de René Bejarano, pagó con prisión sus responsabilidades y ha vuelto a la actividad política. Es justo considerarlo como un deudor con deuda saldada.

La importancia de esos casos es que no hubo impunidad y ésta entraña el principal desafío para AMLO. Se canse o no el ganso, López Obrador no podrá acabar con la corrupción -que existe en prácticamente todo el mundo y todos los gobiernos-, pero sí está obligado a acabar con la impunidad. También importa que no haya sólo cirugía y antibióticos, sino también vacuna.

Es decir, prevención, una tarea que compete a la Secretaría de la Función Pública, que estará a cargo de la académica Irma Eréndira Sandoval, prestigiada y combativa.

Un ángulo de los primeros discursos de AMLO, tanto en el Zócalo en la noche de triunfo como en la reunión privada con su futuro gabinete, es el señalamiento de tolerancia cero con las corruptelas, incluso si son cometidas por sus familiares. Estos, en particular su hijo Andrés -pero también José Ramón y Gonzalo- serán blancos -nadie lo dude- de las mayores...

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