Eduardo R. Huchim / Escándalo Odebrecht y 2012

AutorEduardo R. Huchim

Para asegurar la bienquerencia de los futuros presidentes y sus equipos, Odebrecht entregó sobornos en muchos países para campañas políticas. ¿Es verosímil que haya hecho algo distinto en México?

Lo que resulta incuestionable es que esa empresa brasileña pagó “10.5 millones de dólares de sobornos a posibles funcionarios de Pemex, en un periodo comprendido entre 2010-2014” y así lo ha admitido Odebrecht (Comunicado PGR, 13/08/17). Y las investigaciones periodísticas han precisado que Emilio Lozoya Austin, entonces integrante del equipo del candidato Enrique Peña Nieto y luego director de Petróleos Mexicanos, recibió al menos 3.1 millones de dólares en abril-junio de 2012.

Atendiendo a la lógica, la experiencia y la sana crítica –dirían los abogados–, ese dinero entró a la campaña peñista, caracterizada por el excesivo y fastuoso gasto que vimos todos los interesados en estos temas, con excepción del IFE encabezado por Leonardo Valdés Zurita –algunos consejeros siguen ahí– y el TEPJF presidido por Alejandro Luna Ramos.

De ahí es pertinente pasar a la posible responsabilidad del actual jefe de Estado en el escándalo en desarrollo. ¿Puede un candidato presidencial no enterarse de una aportación de entre 3 y 4 millones de dólares a su campaña por parte de una empresa de origen extranjero?

¿Puede un fiscal que estuvo en el equipo de esa campaña investigar imparcialmente las acusaciones de esa aportación y procesar a los responsables de los delitos implícitos en ella, aunque tal cosa pudiera incriminarlo?

La información es sólida y fundamentada. Las pruebas de las aportaciones a Lozoya han sido difundidas y documentadas por Ignacio Rodríguez Reyna y Alejandra Xanic, de Quinto Elemento Lab, y Raúl Olmos, de Mexicanos contra la Corrupción, cuyos reportajes fueron publicados por Reforma, Aristegui Noticias, Proceso y otros medios. Ahí están las declaraciones del ex director de Odebrecht en México, Luis Alberto Meneses Weyll, en su “delación premiada”. Ahí están copias de las transacciones del Meinl Bank de Antigua a favor de Latin American Asia Capital Holding, empresa mediante la cual presuntamente se pagaban los sobornos a Lozoya.

En otros países, Lozoya estaría ya detenido, y el Presidente, tambaleante. No ocurre así en México, donde reina la impunidad y el mandatario es casi inimputable. Habrá quien opine que el gasto de la campaña presidencial priista de 2012 es cosa juzgada, pero no debe soslayarse la existencia de hechos...

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