Eduardo R. Huchim / El perdón y la venganza

AutorEduardo R. Huchim

La solicitud de perdón de Enrique Peña Nieto por el escándalo de la "casa blanca" posee relevancia política, pero también incongruencia y simulación, en particular si se lo contrasta con el acoso judicial que está sufriendo la directora del equipo periodístico que reveló la existencia de la hoy famosa mansión. También porque a tal petición no la han seguido acciones que denoten que, ahora sí, se va en serio contra la corrupción.

El perdón, sugerido meses atrás por Enrique Krauze (NYT, 10/12/14), es una expresión política de claroscuros. Es un insólito gesto que acompañó a la puesta en marcha del Sistema Nacional Anticorrupción, pero también un intento de reducir a un problema de percepción lo que es un claro conflicto de interés. Más que el arrepentimiento, la génesis de la solicitud parece ser la derrota del PRI en 2016 y el temor de perder el poder en 2018.

Aun así, desde mi óptica, el gesto merece reconocimiento por el valor que implica un acto de humildad de quien está en la cúspide del poder y es casi inimputable. Sin embargo, ese valor se relativiza cuando el mandatario soslaya la venganza -su venganza- que sacó del aire radiofónico a los autores del reportaje de la "casa blanca" que -recordemos- es una residencia construida para Peña y su familia por una filial del Grupo Higa, propiedad de Juan Armando Hinojosa Cantú, un empresario que ha recibido cuantiosos contratos del gobierno federal y, antes, del gobierno mexiquense que encabezó el hoy Presidente.

Esa revelación, difundida en el portal Aristegui Noticias, fue producto de una vasta y multipremiada investigación realizada por un equipo (Barragán, Cabrera, Huerta, Lizárraga) dirigido por Carmen Aristegui, quien -como consecuencia- perdió su espacio radiofónico. Además, es objeto de demandas mercantiles que están en desarrollo y, en el colmo de la represalia, tras anunciar su proyecto de un noticiario de radio por internet, la valerosa periodista ha sido demandada por daño moral, a causa de su prólogo a un libro escrito por su equipo y publicado por la editorial Penguin Random House, también demandada.

"Es un conflicto entre particulares", se obstina en decir Presidencia, cuando la verdad racional y axiomática es la expresada por Aristegui hace unos días en un videomensaje: es presidencial la mano que mece la cuna (http://bit.ly/2afIGT5).

En esta historia hay un empresario, otrora ejemplo de reciedumbre y ética, que ha sido doblegado y sacrificado su prestigio...

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