Educación en tiempos de pandemia

AutorAlejandro Rodríguez Rodríguez

Hoy la realidad del Covid-19 ha puesto al descubierto realidades no incluidas en el binomio para el éxito educativo: un docente motivado a enseñar y un alumno motivado a aprender. Me explico:

Muchos docentes estamos aptos para enseñar y motivados en labor: recorremos distancias considerables, sorteamos todo tipo de peligros en el trayecto, preparamos la clase con imaginación y creatividad. Pero hoy por hoy nos cuestionamos si en un futuro seremos requeridos por nuestros estudiantes: en un aula escolar, con un curriculum (plan de estudios), con una planeación, con un aprendizaje esperado, con el modo y criterios de asignar calificaciones por objetivos no por logros, con un ciclo escolar del cual no sabemos si habrá nuevos periodos de confinamiento, de distanciamiento social, de nuevos virus o pandemias. Lo anterior genera la sensación de que algo nos falta y algo nos sobra.

A la gran mayoría nos tomó por sorpresa la contingencia sanitaria. Directivos y docentes intentamos cumplir con lo que teníamos a la mano, con creatividad y compromiso en muchos. Pero las semanas pasan y comenzamos a cavilar: ¿Es que debemos improvisar en el camino para que el curriculum se cubra? ¿Por qué los contenidos deben ser cubiertos? No miento, algunos hemos llegado a pensar que sin curriculum de por medio, lo que aprenden las niñas y niños es irrelevante. Por ello creo que algo nos falta y algo nos sobra.

Considero que falta la justa valoración e integración de las experiencias de aprendizaje que ahí han estado pero no hemos sabido o no hemos querido adaptarlas al proceso formal educativo; falta mayor creatividad en los modos de lograr los objetivos de aprendizaje, en la manera de evaluarlos, en considerar apta a una persona que aprende más allá de las cuatro paredes de un aula escolar, en hacer de un sistema educativo nacional una experiencia nacional de aprendizaje donde todos los actores involucrados ahora han experimentado la necesidad de ser escuela 24/7.

Nos sobran curriculums inflexibles que en la práctica se pierden en los contenidos y avances programáticos alejándose afectiva y efectivamente de los aprendizajes en y para la vida que hoy las familias afrontan, enfrentan y confrontan como escuela en casa. Parece que no logramos entendernos en una realidad que ha cimbrado todo el sistema político, económico, educativo, social en el que funcionábamos, pues ahora vivenciamos que todo es vulnerable, que un virus afecta esquemas de producción y ejercicio de la...

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