Educar en tercera dimensión

AutorFrancisco Morales V.

FOTOS: ISRAEL ROSAS

Tras una hora de camino, el microbús arriba al Bordo de Xochiaca, en Ciudad Nezahualcóyotl. Ante los pasajeros que miran por la ventana, comienza a hacerse visible todo aquello que, sabían, habría de terminar en algún lado.

"Ni pongan esa cara, recuerden que todo lo que está aquí alguna vez estuvo en sus casas", reconviene la ambientóloga Mónica Castellón ante la reacción de los visitantes. El fuerte olor a basura es lo primero que se percibe.

Los pasajeros -un grupo intencionalmente heterogéneo de muchachos en edad preparatoriana de comunidades indígenas, jóvenes empresarios y ex funcionarios públicos- descienden del vehículo. Sus pies se posan entonces en la última de las muchas capas de desperdicios que dominan el paisaje.

El Bordo de Xochiaca, uno de los tiraderos más grandes del mundo, es una ciudad en sí misma.

Hacia cualquier sitio que uno mire, los desechos pueblan el paraje de hectáreas y hectáreas de basura orgánica, electrodomésticos, peluches, ropa sucia, enseres domésticos, botellas de cerveza, cajas de cartón y aparatos tecnológicos que alguna vez fueron nuevos.

"Yo la llamo 'la zona más oscura de la sociedad'", insiste Castellón.

Desde Paseo de la Reforma, uno de los epicentros comerciales y turísticos de la Ciudad de México, los pasajeros se han trasladado al vertedero de basura para un propósito insólito: asistir a una clase.

Convocados por la organización 3D Education (3DEd), los ahí congregados han decidido participar en un viaje de 12 horas, con distintas paradas, para aprender sobre los desafíos y problemas a los que se enfrentan las sociedades contemporáneas.

La basura, desde luego, es uno de ellos.

Castellón, una de las guías de este proceso educativo a base de experiencias, expone primero las cifras más desalentadoras: cada día, mil 200 toneladas de basura son depositadas en el Bordo de Xochiaca, todas provenientes de domicilios en la Ciudad y el Estado de México.

Cada uno de los presentes, explica, genera alrededor de 35 kilogramos de basura al mes, únicamente de consumo personal. Luego la basura llega al vertedero, se acumula y es separada por manos anónimas todos los días.

"Todo termina aquí", dice la ambientóloga, mientras riega por el suelo una bolsa de basura que representa el consumo mensual de cada uno de los educandos.

En el Bordo de Xochiaca, la lección sobre consumo responsable y conciencia ecológica se aprecia en toda su amplitud.

De entre los desechos, Castellón recoge un teclado de...

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