Elba Esther Gordillo: 'Nos negaban el talento'

"Todavía no sé si encajo en los esquemas de hacer política en México", expresa Elba Esther Gordillo, quien lleva más de 30 años ejerciendo el oficio político: desde 1970 pertenece al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y milita en el Partido Revolucionario Institucional.

En el SNTE, luego de 16 años como agremiada, encabezó el movimiento que echó de la dirigencia a Carlos Jongitud, quien se había mantenido al frente del mismo durante casi dos décadas. Fue así que desde 1989 tomó las riendas del sindicato más grande de Latinoamérica.

A partir de ese momento, "la profesora" -como le llaman- comenzó a despuntar tanto en el ámbito político como en el sindical. Es originaria de Comitán, Chiapas y profesora normalista con especialidad en historia.

Con el PRI ha sido dos veces diputada federal y, una, senadora. Desde 1996 se desempeña como líder del sector popular, de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, que congrega a las agrupaciones productivas y de servicios, de profesionales y técnicos, así como al sindicato de maestros. Su periodo de tres años ya concluyó, aunque aún no han sido convocadas las elecciones correspondientes.

Es madre de dos hijas y abuela de 2 nietos. Hace algunos años, le donó un riñón a su esposo aunque la enfermedad lo venció. Elba Esther Gordillo sacó fuerzas y siguió con su lucha.

"Las condiciones me obligaron a ser maestra", relata. La primera vez que impartió una clase fue cuando tenía 13 años. "Existía la necesidad de que ayudara en mi casa, y por un sueldo de 60 pesos me fui a alfabetizar adultos. Ahí empecé a hacer mis pininos en el campo de la enseñanza".

De niña, cuenta, "fui muy quieta, tranquila y observadora. Pero recuerdo que me encantaba la música y estando en la primaria me subí a los mesabancos a bailar un chachachá, mis compañeros cantaban y yo bailaba. Nunca lo he olvidado, fue un acto audaz, porque aunque mucha gente no me cree, soy muy tímida".

Siendo todavía una alumna de preparatoria, la rectora de la escuela no respetó la parte laica de la educación. Ella relata que decidió tomar cartas en el asunto. "Sacamos a la directora de la escuela porque violó el tercero constitucional. Una niña tuvo un coqueteo, nada inapropiado, con un niño y a la directora se le ocurrió llamar un sacerdote en lugar de pedir apoyo pedagógico.

"Levantó la voz la más tímida y dijo que no se valía. Fue ahí cuando descubrí que tenía inquietudes y capacidades para la política", recuerda.

"Como...

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