Empobrece olvido a Banda de Cultura

AutorDora Luz Haw

La Banda de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México no puede tocar Huapango de Moncayo en sus conciertos, porque no cuenta con transporte para trasladar los timbales, asegura su director, el clarinetista Hermenegildo Espinosa.

Esta es sólo es una de las carencias que aquejan a la agrupación que, con 33 años de historia, ha ido empobreciéndose y ha perdido a la mayoría de sus integrantes, ya que sólo quedan 20 de los 70 músicos con los que comenzó, de ahí que se vea restringida a interpretar repertorios sin clarinetes, flautas, requinto y oboe.

La agrupación no tiene presupuesto porque sus integrantes, además de atrilistas fundadores del grupo, son trabajadores sindicalizados de la Secretaría de Cultura, que reciben entre 4 mil 154 y 4 mil 344 pesos mensuales de salario, de acuerdo con la nómina de marzo de la dependencia, a cambio de un promedio de tres funciones.

"Nos llaman 'la banda chica de la Secretaría' y aunque realmente es pequeña, no es por nada pero suena bastante bien, aunque no es suficiente. Hemos solicitado muchísimas veces la contratación de otros músicos y la apertura de plazas, pero no nos han hecho caso.

"Estamos abandonados. Nunca hemos tenido apoyo, aún así seguimos dando batalla", reitera Espinosa, quien fue músico del Estado Mayor Presidencial.

Se intentó pedir su versión a Silvia Sandoval, de quien depende dicha agrupación, pero la funcionaria no accedió a hablar sobre el tema porque, dijo, estaba ocupada en una "reunión de trabajo".

Sandoval, también responsable del Centro Cultural Ollin Yoliztli, acordó devolver la llamada, pero no lo hizo. Al insistirle, no respondió porque "salió de viaje y olvidó su celular", argumentó una voz femenina del otro lado de la línea.

El músico comenta que conforme fueron pasando los años el grupo original de 70 integrantes, que en los años 70 y 80 dependía de la Delegación Gustavo A. Madero y en 1990 pasó a formar parte de la Dirección de Acción Social, Cívica y Cultural (Socicultur), fue disminuyendo, pero jamás se recuperaron las plazas.

En 1995, su participación se redujo exclusivamente a ceremonias cívicas. A partir de 1998 depende del Instituto de Cultura de la Ciudad de México y ahora de la Secretaría de Cultura, años en los que ha sido invitada también a algunos actos culturales, donde tocan marchas, valses, oberturas, boleros, danzones y uno que otro corrido.

De hecho, hoy tienen función...

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