Emprende viaje estelar

AutorErika P. Bucio

Los primeros cuentos escritos por Yuri Herrera de niño, en su natal Pachuca, eran de terror, fantasía y ciencia ficción. No tenía, para bien, dice él, ninguna noción de los géneros y podía moverse con toda libertad.

Y si algo le ha enseñado la ciencia ficción, sin importar de qué escriba, es hacerlo como si se tratara de un mundo extraño, por descubrir.

"Eso es algo que me parece que la literatura, aun la autodenominada 'realista', debe hacer: producir cierto extrañamiento", responde el autor vía telefónica desde Nueva Orleans, donde enseña desde 2011 en la Universidad Tulane.

Herrera (1970) atiende la entrevista por la aparición de Diez planetas (Periférica, 2019), una colección de 21 relatos breves de registro fantástico y de ciencia ficción.

Fueron pensados como una unidad, y para ello el autor trazó una secuencia: el abandono de la Tierra, la exploración del Universo y la fascinación de hallar otros lugares del Universo y las dificultades para instalarse ahí.

"La ciencia ficción, de manera más clara que otros géneros, permite elaborar miedos, esperanzas, traumas e ilusiones en unos términos que no son rehenes de los discursos hegemónicos y más trillados", argumenta.

Cuentos como Casa tomada y Zorg, autor de El Quijote, llevados a una consecuencia distinta, remiten a los textos de Julio Cortázar y Jorge Luis Borges que han sido referenciales para Herrera como autor y profesor.

"De tanto darle la vuelta a ciertos textos, uno termina por dialogar por escrito con ellos", dice.

Sus personajes pueden ser un terrícola exiliado en otra galaxia que ha de repensar las categorías de especie, un cosmonauta que descubre que una nariz es un mapa o el primer humano en cruzar el Atlántico a pie, "cuando el mar se había comido la tierra y la basura se había comido el mar".

"La ciencia ficción es, por definición, hablar de otros cuerpos posibles, de otros mundos posibles y futuros posibles. Eso hace que puedas imaginar sin restricciones esto que, por ejemplo, nos está pasando ahora", expresa en referencia a la pandemia.

Herrera, quien ha vivido en ocho ciudades distintas desde que en 1999 partió a Orleans, Francia por un año, reconoce en la migración y el exilio una de sus obsesiones, presente en cuentos como El terrícola. O el poder, cómo se ejerce y se resiste en Los conspiradores, donde una gran mayoría es oprimida por una minoría rapaz y violenta.

SOBRE EL GÉNERO

A la par de su bien cimentada reputación como novelista, con Trabajos del reino (2008)...

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