La encrucijada de la 'guerra' y la inseguridad

AutorRaúl Benítez Manaut

Se gana o se pierde la 'guerra' al narcotráfico

El gobierno mexicano tiene el problema de cómo encarar el gran poder acumulado por los cárteles de las drogas, que han pasado de esquemas de concentración de riqueza económica, política, militar y social, para tratar de imponer su voluntad al Estado y la sociedad. Las preguntas obligadas son: ¿el Estado va ganando la guerra?, o ¿quién gana con la paramilitarización y división en territorios donde los cárteles se reparten ciudades, carreteras, barrios y se enfrentan para desplazar a sus rivales? Si el Estado no puede parar el baño de sangre entre los cárteles, muchos analistas sostienen que las fuerzas gubernamentales van perdiendo. Esta afirmación es simplista y sólo se basa en el análisis de una variable: los muertos. Definitivamente tampoco se puede sustentar que el gobierno va ganando la guerra, y si lo afirman los funcionarios del Estado, es difícil creerles. Sin embargo, si por vez primera los cárteles están siendo perseguidos de forma real, no simulada (como se sostiene que sucedió en el pasado), el Estado apenas comienza a construir una estrategia, con todas las dificultades políticas que ello implica.

Sostenemos que esta guerra la podría ganar el gobierno mexicano si articula bien sus recursos, se profesionalizan sus policías, las Fuerzas Armadas hacen su trabajo de forma eficiente y respetando el Estado de Derecho (lo principal son los derechos humanos de la población afectada), se reforma el sistema de justicia, los sistemas de inteligencia se centran en el verdadero enemigo (antes desviaron sus recursos en la política), además de construir una estrategia integral educativa, cultural, de medios de comunicación y preventiva. Pero también los cárteles podrían doblegar al Estado y la sociedad, corromper a los funcionarios que les sean necesarios para desarrollar sus operaciones en todos los frentes, desde el lavado de dinero hasta entrenar sicarios o, en síntesis, "comprar al Estado" para sus fines. Depende de la estrategia que cada parte diseñe y despliegue, y de sus capacidades para que esa estrategia opere en el nivel táctico. En otras palabras, la verdadera guerra es la que se da entre construir un Estado Democrático de Derecho, donde no tengan cabida las actividades criminales de ningún tipo o un narco-Estado gobernado por poderes fácticos y grupos de poder que se benefician de ellos. Si se negocia un "armisticio", como sugieren algunos analistas, se construiría un "narco-Estado pacífico".

Nuestra hipótesis es que se vive un momento de definición estratégica. Por vez primera en muchos sexenios, un Presidente decide declarar un combate frontal a las organizaciones criminales. Según el mismo mandatario, tras su triunfo electoral en 2006 los servicios de inteligencia y los comandantes militares le mostraron la "verdadera película", le abrieron la fotografía del cuerpo invadido y lo encontró con cáncer. Ahí mismo decidió dar la guerra para que el Estado no perezca ante el poder de las células enfermas y su irradiación. Si no hubiera actuado, su argumento es que la tendencia al narco-Estado podría hundir todos los esfuerzos por...

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