Encuentros con México / Chalcatzingo el misterio de los olmeca

AutorRicardo Diazmuñoz y Maryell Ortíz de Zárate

Hay paisajes que son un espectáculo espléndido cuando ha pasado la temporada de lluvias, sobre todo si los contemplas desde la cumbre de un cerro. Uno de ellos es el valle que circunda la zona arqueológica de Chalcatzingo, en el estado de Morelos, hermosa superficie agrícola cruzada por el río Tenango y sembrada de pequeñas poblaciones, algunas agradables, otras deterioradas por el pésimo gusto de sus habitantes.

Viajar en esta temporada hacia el misterio olmeca de Chalcatzingo es una delicia, encontramos muchos campos que flanquean la carretera que conduce de Cuernavaca a Cuautla y se extienden hasta Amayuca, para toparse de pronto con los cerros Delgado y de la Cantera (también llamado Gordo), que aún exhiben vestigios de cientos de cempasúchiles y terciopelos.

Kilómetros antes de llegar a Chalcatzingo vislumbras en la altiplanicie las moles de los cerros que custodian la zona arqueológica, donde se han encontrado vestigios que indican que la actividad humana en el lugar empezó a desarrollarse hace 3 mil 500 años.

A medida que te acercas a tu destino el paisaje se ornamenta de grandes cuexcomates, estructuras de barro y techumbre de paja donde se almacenan diversas gramíneas, en especial maíz. Los artesanos del pueblo elaboran cuexcomates en diferentes tamaños, ya sea para que ornamentes tu cocina, el comedor o un pasillo de tu casa.

Antes de acceder a la zona arqueológica, descubierta en 1934 por la arqueóloga Eulalia Guzmán, es muy recomendable que te des una vuelta por el poblado y luego te acerques al templo de San Mateo, el cual es verdaderamente encantador, a pesar de los estragos del tiempo y del olvido. Su fachada exhibe estatuas de evangelistas y arcángeles, unas en nichos, otras aplicadas sobre el muro, lo que subraya, en parte, cierta ingenuidad en el arte decorativo de sus constructores. En casi todos los monumentos religiosos del virreinato los detalles generan una delicada belleza, en este caso son las diminutas ventanas.

La etimología del topónimo tiene variantes; para unos Chalcatzingo, palabra que proviene del náhuatl, significa "El pequeño Chalco", para otros, "Verdadero lugar de agua sagrada" y unos más lo traducen como "Lugar de los jades preciosos". Sea como fuere, lo cierto es que las dos últimas interpretaciones se ajustan más a la sacralidad y hermosura del lugar.

Te recomendamos que llegues temprano para que visites el área donde se encuentran dos pirámides, estructuras de adoratorios, basamentos de edificios y...

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