Encuentros con España/ Córdoba y Toledo

AutorRicardo Diazmuñoz y Maryell Ortiz de Zárate

Ultima de catorce Partes

Caminos de sefarad

Al cruzar la Sierra Morena nos detuvimos de vez en cuando en un recodo del camino. Es un deleite contemplar tantas lomas franjeadas de olivares y saber que estamos en la Comunidad Autónoma de Andalucía, región de España donde se asentaron comunidades hebreas en Ecija, Carmona, Sevilla, Alcalá de Guadaira, Baza, Almería, Ceuta, Lucena, Sevilla, Jerez de la Frontera, Málaga, Granada, Ubeda y Córdoba, la privilegiada capital de Al-Andalus y única ciudad de esta comarca integrada a Caminos de Sefarad.

Se sabe con certeza que había presencia judía desde que el pretor Claudio Marcelo fundó Córdoba en el año 169 a.C. Durante la época de Abderramán (Abd-al-Rahmán) III, quien estableció el Califato de Córdoba en el año 926, su ministro y médico, el judío Hasday ibn Saprut, congregó una pléyade de poetas, filósofos, historiadores y científicos versados en distintas disciplinas. Gracias a esta iniciativa, Córdoba se convirtió, en el Siglo 10, en la ciudad más grande, culta y prestigiosa de Europa. En ese entonces contaba con un millón de habitantes (ahora hay menos de 300 mil), unas mil mezquitas, 600 casas de baño y calles iluminadas (700 años antes que las de París o Londres). De sus numerosas bibliotecas sobresalió la de Alhakem II, que llegó a poseer 400 mil volúmenes. La fructífera convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes se prolongaría hasta los inicios del Siglo 13.

Cuando Fernando III "El Santo" reconquistó la ciudad en 1236, mandó construir 14 iglesias de estilo románico y gótico; entre otras: Santa Marina, San Nicolás, San Lorenzo y San Miguel. Los reyes castellanos confiaron a los judíos de Al-Andalus la administración y el cobro de tributos, lo que significó la estabilidad y el progreso de estas tierras.

Todo visitante empieza el recorrido en la Mezquita. Nosotros creemos que es mejor iniciarlo por la Puerta de Almodóvar, también llamada "Puerta de los Judíos", pues era el ingreso al antiguo barrio hebreo, uno de los más evocadores y vivos de España. En el lado exterior de esta puerta (Siglo 16, restaurada en el 19) se encuentra la estatua de Séneca, el filósofo romano nacido en la ciudad.

La caminata por la Calle Judíos nos conduce al recatado espacio de la sinagoga, la única que se ha conservado y tal vez la más pura de las que pueden encontrarse en España, pues nunca ha sido alterada. Su construcción data de 1315, cuando la ciudad ya era cristiana. En 1885 fue declarada Monumento...

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