Encuentros memorables

AutorYanireth Israde

Benedetti apostó por las mayorías y éstas le retribuyeron con un fervor que desbordaba los espacios donde se presentaba.

Ocurrió en octubre de 1997, en el Palacio de Bellas Artes, rememoró la directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Marisol Schulz, entonces editora de Alfaguara.

"Se volvió un rockstar, una estrella de rock. Pocas veces puede uno ver a la gente hacer fila desde muy temprano, con paraguas, porque era un día lluvioso, para ver a un poeta", evocó Schulz, quien estaba sentada en las primeras filas.

Un año antes el poeta mexicano Jaime Sabines atrajo multitudes al mismo recinto.

"El cupo de Bellas Artes era muy limitado, no cabía la gente, y hubo quienes dieron un pequeño portazo, nada violento, porque una vez que entraron se acomodaron, callados, y en cuanto Benedetti recitó, el silencio fue total.

También se colocaron pantallas afuera, para los que no entraron.

"Fue impresionante ver cómo el público, jóvenes sobre todo -en promedio 20 años- comenzaron a corear: se sabían todos sus poemas; Benedetti estaba impactado", rememora.

Al coctel posterior, en la terraza de Bellas Artes, previsto para invitados, ingresó muchas más gente de la prevista para acercarse al escritor, recordó por su parte el editor Sealtiel Alatriste.

"Se abarrotó el lugar, casi lo cargaban. Lo tuve que sacar a escondidas. Mario era asmático y las reuniones muy grandes no le favorecían. Estaba muy contento por el cariño que le mostraban, pero al mismo...

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