Encuentros con México / Por el Parque Guadalupano

AutorRicardo Diazmuñoz y Maryell Ortíz de Zárate

"Proteges al marinero, eres la Estrella del Mar"

Canción popular

Capilla del Cerrito (continúa)

Ya en el interior de la Capilla del Cerrito hay que observar con detenimiento los siete murales al temple del pintor potosino Fernando Leal, realizados a partir de 1949. Las obras revelan un marcado acento del movimiento nacionalista, al cual perteneció el litógrafo y grabador.

Lo único que incomoda en este recinto sacro es el enorme cuadro con la hispanísima imagen de Juan Diego. Este nuevo San Juan Diego con cayado, abundante barba, cabello negro, largo y ondulado, más parece Hernán Cortés en peregrinación hacia el Real Monasterio de Guadalupe, en Extremadura, España, fundado en 1340. Por cierto, la nueva imagen juandieguina, que nada tiene que ver con el rostro indígena de Juan Diego esculpido en dos monumentos de la Villa y en el bajorrelieve de la portada principal de la Colegiata, está siendo retirada del mercado debido a las protestas que ha recibido la Arquidiócesis.

Parque Guadalupano

Al descender por la escalinata oriente nos encontramos con "La Vela del Marino", un monumento que conserva los despojos de una nave a punto de naufragar. La leyenda puede leerse en la placa adosada debajo del monolito construido por Francisco Antonio de Guerrero y Torres.

Antes de llegar al Templo del Pocito (1777/1791), conviene desviarse hacia el Parque Guadalupano, donde se encuentra el conjunto escultórico denominado "La Ofrenda". Entre un par de cascadas que se precipitan desde lo alto del cerro, se yergue una imponente imagen de la virgen venerada por un fraile y varios indígenas.

Frente al templo se encuentra la columna rematada por una imagen de la Virgen de Guadalupe (1794) que señala el lugar donde, según la tradición, estuvo el árbol de casahuate bajo cuya sombra se manifestó en una ocasión la Señora del Cielo. Aquí se erguía, antaño, la Capilla de las Rositas.

Templo del Pocito

Este recinto sagrado, uno de los más sobresalientes del barroco mexicano, está considerado el de mayor valor artístico de La Villa y, en su género, uno de los más importantes del País. Se edificó sobre el manantial donde, dicen, se apareció por primera vez la Guadalupana.

El diseño arquitectónico es excepcional porque rompe con la traza acostumbrada en las plantas barrocas iberoamericanas. Le sugerimos que rodee la construcción para disfrutar la belleza de sus detalles, que son muchos. El gran arquitecto de la etapa final del barroco, Francisco Antonio Guerrero y Torres...

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