Encuentros con México/ ¡Qué paz!

AutorRicardo Diazmuñóz y Maryell Ortiz de Zárate

"Caminar y leer mucho"

Rimbaud

Ciudad Constitución

(A 211 Kilómetros de La Paz.

Tiempo: 2 Horas 25 Minutos)

La población se localiza en el corazón del valle de Santo Domingo, región que empezó a colonizarse en 1940. En ese entonces sólo existía un rancho, "El Crucero", llamado así por encontrarse en un cruce de caminos. No es una ciudad hermosa colmada de atractivos; lo bello es su gente, el esfuerzo, el coraje y la temeridad de las mujeres y los hombres que transformaron el desértico valle en una región eminentemente agrícola perforando pozos profundos para riego, propiciando excelentes cosechas de algodón, granos y cítricos.

Lo admirable es la voluntad inquebrantable de sus fundadores y su descendencia para convertir a la ciudad en eje del comercio de la zona y en la segunda en tamaño de Baja California Sur. En fechas recientes algunos moradores se han aventurado en la crianza de avestruces.

San Carlos (A 56 kilómetros. Tiempo: 30 minutos) Bahía de Magdalena es en realidad un conjunto de bahías y ensenadas conocidas internacionalmente debido a que la ballena gris, el mayor mamífero del planeta, pasa el invierno en la península desde hace miles de años. De la primera quincena de enero a la segunda semana de marzo acuden visitantes de todo el mundo al puerto pesquero de San Carlos para entregarse con infinita paciencia al avistamiento de los cetáceos, viajeros infatigables que año con año llegan a estos lugares con regularidad cronométrica para aparearse y dar a luz a sus ballenatos antes de emprender su largo viaje hacia Alaska.

Caminando por la población se ven, en algunas esquinas, montones de conchas de chocolata, una almeja que se recoge en las playas cuando baja la marea y que los habitantes degustan de inmediato.

El Puerto Adolfo López Mateos también es pesquero y muchos prefieren acercarse a las ballenas desde ahí.

La Paz

(A 267 Kilómetros; 2 Horas 55 Minutos)

Cuando estamos en La Paz admirando sus cielos y recorriendo sus playas es inevitable pensar que Sebastián Vizcaíno escogió con acierto el nombre del lugar en 1595. Casi 500 años después, la urbe que ahora visitamos es de las más tranquilas del país y se ubica en ese mismo mar en calma que navegaron tantos expedicionarios, conquistadores, misioneros y piratas.

Las mañanas son idóneas para ir de pesca o caminar por las playas. Aunque algunas están cerca de la ciudad (El Coromuel es la mejor y más popular, El Caimancito es bonita), las más agradables se encuentran en las afueras: Pichilingue y Balandra (aquí se localiza la curiosa Piedra del Equilibrio, una gran roca semejante a un trompo que descansa sobre una roca diminuta; la gente hurga entre las piedras para desprender almejas con una piedra puntiaguda o un cuchillo y comérselas ahí mismo). El...

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