Endeudarse para gastar mal

AutorMartha Martínez

La deuda contratada en lo que va de la presente administración ha contribuido a mantener una inercia de gasto que desfavorece la inversión y privilegia las erogaciones en rubros como sueldos y salarios de servidores públicos, pensiones del gobierno federal y el pago de servicios administrativos para el funcionamiento de la administración pública.

A mediados de 2013, la Secretaría de Hacienda anunció que reestructuraría el gobierno federal. El objetivo, aseguró, era reducir el gasto corriente.

Si bien las modificaciones a Ley Orgánica de la Administración Pública -que entraron en vigor a principios de este año- y la aprobación de las reformas estructurales modificaron el esqueleto de la administración central, el gasto corriente no se redujo.

Actualmente representa el 60 por ciento del Presupuesto de Egresos. Del 40 por ciento restante, menos de la mitad se destina a inversión física; el resto financia rubros como la inversión financiera, el pago de la deuda, los estímulos fiscales y los adeudos sobre ejercicios presupuestales anteriores.

Ante la presión que el gasto corriente ejerce en las finanzas públicas, el gobierno de Enrique Peña Nieto ha optado por la contratación de deuda para disponer de recursos. En lo que va del actual gobierno, los pasivos contratados y autorizados por el Congreso ya suman más del 69 por ciento de los solicitados en todo el sexenio pasado.

De cara a la discusión del presupuesto 2015 -cuya fecha límite de aprobación es el 15 de noviembre-, especialistas advierten que la fórmula de contratar deuda para mantener un alto nivel de gasto corriente no es sostenible.

MÁS DEUDA, ¿PARA QUÉ?

El Segundo Informe de Gobierno de Peña Nieto señala que entre 2007 y 2012, el gobierno federal contrató pasivos por más de 1 billón 725 mil millones de pesos; mientras que entre 2013 y 2015, la deuda contratada y autorizada al Ejecutivo federal suma más de 1 billón 200 mil millones de pesos.

El mismo documento informa que al inicio del actual sexenio, el saldo de la deuda acumulada del país era de 6 billones 97 mil millones de pesos; para junio de 2014, asciende a más de 6 billones 625 mil millones.

Cifras oficiales indican que, además de que absorbe el 60 por ciento del presupuesto anual, en promedio, el gasto corriente aumenta año tras año.

Lo anterior significa que para poder mantener la inercia de gasto registrada hasta ahora, el Ejecutivo ha recurrido a la contratación de deuda.

De acuerdo con la Ley de Ingresos de la Federación, en 2013 el gobierno federal tuvo ingresos adicionales por más de 175 mil millones de pesos derivados del cobro de impuestos, servicios y derechos petroleros; mientras que el gasto corriente aumentó 3 mil 873 millones de pesos.

En lo que va de este sexenio, 2013 ha sido el único año en el que el gasto corriente permaneció prácticamente estático, lo que permitió destinar más del 97 por ciento de sus ingresos excedentes a otros capítulos de gasto. Aún así, la deuda adquirida ese año fue de más de 407 mil millones de pesos.

El panorama cambió para 2014. A pesar de que entró en vigor la reforma fiscal aprobada por el Congreso, la cual aumentó a partir de enero pasado algunos impuestos y creó otros, los ingresos adicionales previstos para este año son inferiores a los incrementos pronosticados para el gasto corriente.

La Ley de Ingresos indica que, en 2014, la administración federal tendrá ingresos adicionales por cerca de 115 mil 333 millones de pesos; mientras que el gasto corriente aumentará 116 mil 763 millonesVde pesos.

Lo anterior significa que, aun cuando el Ejecutivo federal destinara sus...

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