Enrique Díaz-Infante Chapa / Pensiones, riesgo populista

AutorEnrique Díaz-Infante Chapa

Sin importar el color del partido triunfante en las elecciones del domingo pasado en el Estado de México, el populismo fue el verdadero ganador. Esto es un mal presagio para el 2018. En aras de obtener el voto popular, se ofrecieron "salarios rosa" (PRI) y pensiones universales (PAN y PRD). Estas políticas pudieran justificarse por razones de solidaridad, justicia y cohesión social, pero si no vienen acompañadas de propuestas viables para su financiamiento -como fue el caso- se tornan en populismo peligroso.

En el tema de las pensiones, el riesgo populista aumenta, pues la población de la tercera edad está creciendo aceleradamente y sus votos son muy preciados. Para el 2025 se espera que el número de habitantes dependientes sea mayor al de la población económicamente activa (14 a 65 años). Debido a problemas en la formación de recursos humanos y de integración al mercado laboral formal y estable, el país está desperdiciando su bono demográfico sin generar las tasas de ahorro requeridas para jubilar a sus adultos mayores en forma responsable.

Las medidas que hasta ahora se han tomado para financiar el retiro de la población de la tercera edad han sido insuficientes e inconexas, lo cual ha generado ineficiencias en el gasto y han abonado a la fragmentación e inequidad del sistema de pensiones. De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, en el 2012 existían 105 planes de pensiones en el sector público federal (incluyendo organismos autónomos), de los cuales apenas 16 eran de contribuciones definidas (AFORES). Existían además los de cada entidad federativa y los de las universidades estatales. Éstos generalmente complementarios de la pensión del IMSS o del ISSSTE.

Casi todos estos programas carecen de fondos suficientes y sus beneficios pensionarios rebasan los del resto de los trabajadores formales. Para su pago, los estados, año con año, quitan recursos al presupuesto de educación, salud e infraestructura. Esto tiene consecuencias funestas en materia de movilidad social por el daño que se hace a la formación de capacidades de los jóvenes.

Y aunque la creación del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) ha sido un avance en la dirección correcta en materia pensionaria, el mismo se ha quedado corto en resolver problemas de cobertura y suficiencia del monto de la jubilación. El alto grado de informalidad en el mercado laboral hace que pocos trabajadores tengan abierta una cuenta AFORE. De acuerdo con la Encuesta de la AMAFORE (2014)...

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