Enrique Krauze / Las enseñanzas del maestro Othón

AutorEnrique Krauze

El legendario líder Othón Salazar fundó en 1957 el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), antecedente directo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). La actual movilización de los maestros ha traído a mi memoria la entrevista que le hicimos hace veinte años. Creo que contiene lecciones importantes para los maestros y el gobierno.

Nacido en 1924 en Alcozauca, Guerrero, en el seno de una familia muy pobre (todavía trabajó como peón en una hacienda), Salazar había sentido una honda vocación religiosa inducida por el Obispo de Chilapa, originario de su pueblo, pero un maestro y su tío (representante de una célula comunista) lo habían persuadido de elegir un sacerdocio laico: ser maestro bajo los cánones de la educación socialista, que entonces era la oficial. En la charla recordó la emoción con la que leía los boletines de la embajada rusa, con "las fotografías de los adelantos conseguidos en la naciente Unión Soviética", y los "sábados rojos" en los que la comunidad reavivaba su conciencia revolucionaria. Años después estudió en la Escuela Normal de Oaxtepec, donde se adiestró él solo en el arte de la oratoria. Viejas maestras lo recuerdan aún: "desde 1945 iba yo a sus mítines, lo admiraba y confiaba en él".

El movimiento que encabezó en abril de 1958 abrió la brecha a las dramáticas huelgas de los ferrocarrileros, petroleros, telegrafistas durante el lustro siguiente. A un tiempo apasionado y sereno, con grave voz (en la que resonaban los ecos de mil discursos) evocaba aquella cumbre de su vida. Todo se gestó entre 1956 y 1957, cuando el SNTE (institución sindical integrada desde entonces, como buena parte del movimiento obrero, al gobierno) vio surgir en la Sección IX a un grupo disidente que reclamaba mejoras salariales. La tensión interna derivó a la formación del MRM que demandó un 40% de aumento salarial. Con su pliego petitorio, el 12 de abril de 1958 los maestros disidentes acudieron al edificio de la SEP donde fueron desalojados, y de allí marcharon al Zócalo donde sufrieron una agresión: "yo vi, cerquita de mí, correr la sangre, yo mismo escapé de una bomba que venía dirigida para mí; al compañero que le tocó le produjo una herida muy honda; nunca supe que suerte corrió el maestro, pero cayó ahí mismo".

El acto levantó una ola de protestas. Intelectuales destacados publicaron manifiestos. (En uno de ellos aparece la firma del joven Cuauhtémoc Cárdenas). Pero la sorpresa mayor fue el apoyo de la...

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