Enrique Krauze / Monsi, el irrepetible

AutorEnrique Krauze

Fue un personaje intelectual único y original en las culturas mexicanas. Uso el plural, porque el genio peculiar de Monsiváis fue precisamente el de habitar, animar, alimentar, transformar, conectar los ámbitos más diversos de nuestro legado. Se sentía igualmente cómodo en la cultura popular que en la alta cultura literaria, en la cultura urbana y en la cultura pop, en la cultura de izquierda y la cultura protestante. Repetía albures y picardías, y recitaba poemas completos de Gorostiza o Pellicer. Podía escribir sobre el grafiti en los muros de la ciudad igual que de un concierto de Juan Gabriel; ejerció con pasión el periodismo crítico y publicó irreverentes "catecismos para indios remisos". Respiraba cultura.

Practicó varios géneros: ensayo, crónica, reportaje, cuento, crítica, aforismo. Elaboró excelentes antologías, al menos una biografía admirable, la de Salvador Novo, y una Autobiografía precoz que leímos con asombro y regocijo. Le gustaban los Spirituals y los boleros de "Los Panchos", la música soul y Cole Porter. Como el Doctor Johnson, no leyó libros: leyó bibliotecas. Era un experto en literatura estadounidense. Conocía como muy pocos la novela y la poesía de nuestros siglos XIX y XX.

Fue un aguerrido editor de suplementos culturales. En "La cultura en México" (Suplemento de Siempre!), alentó la crítica social y la crítica de cine. Era una enciclopedia andante de la historia del film. Coleccionaba caricaturas, era él mismo (y lo disfrutaba) muy caricaturizable (su greña, su mueca característica, su sonrisa traviesa), y le encantaba dar ideas a los caricaturistas.

En La herencia olvidada escribió sobre sus héroes políticos: Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto y varios otros liberales de la Reforma. Proviniendo de una familia protestante, y habiendo sufrido en carne propia la discriminación religiosa (y otras discriminaciones), sintió que aquel legado de tolerancia cívica debía vindicarse una y otra vez.

Sus ocurrencias verbales eran inagotables. Era sarcástico, mordaz, pícaro (a veces críptico). Amaba el contraste súbito, descubría el lado absurdo de las cosas y las personas. Su humor -como el de Groucho Marx- era rapidísimo y letal.

Se vestía de mezclilla. Una sola vez lo vi usar corbata. Usaba el...

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