Entornos: Descanso urbano
| Autor | Raúl Ibáñez |
El actual modo de vida exige recintos que contemplen la comodidad, la seguridad y un equilibrio entre el ámbito material y el espiritual. Para ello, se crean ambientes que inviten a la meditación y al descanso. Se trata de atmósferas con espacios limpios, llenos de luz y con una decoración sencilla, pero estimulante, de corte contemporáneo.
Esta corriente arquitectónica y ornamental, que responde al nombre de "minimalista" y que tiene como filosofía la idea de que "menos es más", se basa en utilizar unos cuantos elementos decorativos y funcionales.
La tendencia se rige por el uso vigoroso del color blanco, y por limitar en la medida de lo posible la acumulación de mobiliario y de elementos ornamentales.
Así, esta corriente se ve aplicada principalmente en las nuevas edificaciones de las grandes ciudades cosmopolitas. Uno de sus mejores ejemplos son los hoteles que han sido diseñados y decorados bajo este mismo concepto.
Se trata de establecimientos de hospedaje clasificados como "Design Hotels", conocidos mundialmente como Hoteles de Diseñador.
Algunos de estos hoteles son pequeños y con diseño minimalista que alberga obras de arte. Estas creaciones están concebidas para el viajero moderno que se identifica con el estilo de vida que marca la centuria que apenas comienza.
En la Ciudad de México ya existe un recinto de esta línea. Se trata del Hotel Habita, localizado en plena Avenida Masaryk, diseñado y construido bajo la firma mexicana Ten-Arquitectos.
Bernardo Gómez Pimienta y Enrique Norten son los creadores responsables de esta obra. Esta mancuerna de arquitectos mexicanos, responsable de proyectos como los comedores ejecutivos de Televisa Chapultepec y la Escuela Nacional de Danza del Centro Nacional de las Artes de la Ciudad de México, fue galardonada en 1998 con el premio "Ludwig Mies Vander Rohe", que reconoce el talento de la arquitectura Latinoamericana.
Líneas puras
Gómez Pimienta y Norten ganaron un concurso para edificar Habita. El mayor reto, explica Gómez Pimienta, consistió en aprovechar la estructura ya existente que pertenecía a un clásico edificio de los años 50. Además, era necesario encontrar una respuesta natural para contrarrestar los contaminantes visuales y auditivos que rodeaban al lugar.
"Para ello, se edificó una nueva estructura de seis pisos en la que se buscó brindar una segunda piel a la fachada, otorgada a través del uso de cristal esmerilado. De esta manera se logró manipular las vistas hacia las áreas...
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