Entrega su vida e historia a la UNAM

AutorTania Romero

Ciudad Universitaria aún no existía. Ricardo Franco Guzmán estudió Derecho en la antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia, en el Centro Histórico, y ahí mismo inició como docente, en mayo de 1954, labor que ha mantenido de forma ininterrumpida hasta ahora.

A sus 87 años, su excelente memoria -que queda en evidencia al recordar la fecha precisa de muchas experiencias que ha vivido- es tan sorprendente como su buen estado de salud, su carácter jovial y su entusiasmo por la vida.

"Nací en 1928, en la época de los Cristeros, me bautizaron a escondidas porque no estaban permitidos los cultos", platica el especialista en derecho penal.

"En la primaria teníamos tinteros, maguillos con pluma, se mojaban y escribíamos. Nos enseñaban caligrafía Palmer, nos obligaban a leer, de historia, gramática, de todo. En mi época estaba el radio, oíamos la XEW, me gustaban muchos los tangos de Carlos Gardel".

En 1945, cuenta, empezó a estudiar Derecho. No obstante, en su primer año no le satisfacía por completo la carrera. Incluso, de cinco materias, en cuatro sacó 6.0 y la quinta la reprobó. Fue en segundo año cuando descubrió su pasión por el derecho penal. De la mano de su profesor Raúl Carrancá y Trujillo, destacado catedrático, sus calificaciones subieron notablemente.

Franco Guzmán se tituló en 1950, y, posteriormente, con el objetivo de especializarse en derecho penal, realizó una estancia académica de dos años en Italia, becado por el Club Rotario Internacional. Su viaje de regreso, en medio de la posguerra, duró tres meses, pues con la intención de visitar varios países tomó un barco.

Ya en el País, consiguió trabajo como agente del Ministerio Público federal y, a los 26 años, empezó a dar clases en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, labor que no ha abandonado.

Actualmente imparte todos los días, de 9:00 a 11:00 horas, derecho penal. Esa actividad, afirma, es una de las más motivantes en su vida.

"Llegar con los muchachos, son los que me dan la vida, ponerle pasión. Amo mi Universidad, amo a México, mi profesión y a mi Facultad", señala el académico, quien sigue ejerciendo como abogado litigante.

"La Facultad de Derecho fue la que me formó. La Escuela Nacional de Jurisprudencia estaba en San Ildefonso, es el semillero de abogados, Ministros de la Corte, jueces, litigantes, etcétera. Dar clases es una pequeña forma de retribuirle".

Su amor por la UNAM y por su labor docente es tal, que si tuviera que pagar para que le permitieran dar clases, lo...

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