Entrevista / Dieter Nohlen / Reorganizar el Estado

AutorLourdes Morales Canales

Tras la cerrada elección presidencial del 2006 y el supuesto golpe a la credibilidad de las instituciones electorales mexicanas, diversos actores políticos han señalado las fallas del actual sistema político mexicano. La aparente necesidad de crear un jefe de gabinete, la transición hacia un parlamentarismo, la reelección legislativa son algunos de los temas que ocuparán la agenda de la próxima administración. Voces provenientes de partidos políticos rivales han coincidido con que es indispensable una reforma político-electoral. Sin embargo, ni las instituciones electorales son tan endebles como parecen, ni una reforma electoral es suficiente para el nuevo contexto que enfrenta el país. Al menos, eso advierte Dieter Nohlen, profesor emérito de la Universidad de Heidelberg, Alemania, y experto en sistemas políticos comparados.

El interés por consultar al académico surge del planteamiento histórico-empírico elaborado por la llamada "escuela de Heidelberg" encabezada por Nohlen, quien ha dedicado más de 30 años de carrera al estudio de la democracia y a las instituciones políticas en América Latina. Para el autor del clásico Sistemas electorales y partidos políticos (2004, 3ª edición), el Diccionario de Ciencia Política (2005, versión para América Latina) y la reciente compilación de ensayos El institucionalismo contextualizado. La relevancia del contexto en el análisis y diseño institucional (2006), los contextos sociopolíticos y socioculturales de los sistemas políticos son definitivos para entender los procesos de cada país. En el México actual, se esperaría entonces una clase política responsable que no rechace los acuerdos para gobernar en democracia y en los cambios institucionales que vayan de acuerdo con la historia del país.

En el contexto de transición a la democracia de los países de la región latinoamericana, ¿cómo se percibe la transición mexicana?

Cada una de las transiciones tenía sus peculiaridades. La mexicana destaca por su génesis y alcance, pues se originó por una reforma electoral consensuada que se centró en la administración y justicia electoral. Esta reforma trajo consigo una verdadera competencia política por el poder que a su vez llevó, en las elecciones presidenciales de 2000, a un cambio de gobierno.

Tras el pasado proceso electoral mexicano, diversos actores políticos y sociales han hablado de la necesidad de realizar otra reforma electoral. ¿No estaríamos cayendo en el ciclo de ensayo-error en donde después de cada elección se necesita una reforma?

El concepto "reforma electoral" puede encubrir reformas diferentes, por ejemplo: de la administración electoral, de las reglas de la campaña electoral, del sistema electoral. El examen tiene que ser diferenciado. Según experiencias recientes, puede haber necesidad de reformas en uno u otro aspecto de la campaña electoral. En términos generales, sin embargo, la institucionalidad electoral mexicana corresponde plenamente a los patrones de una democracia representativa suficientemente funcional. Lamento que algunos actores, por distintas razones, en su mayoría pegados a la tradición de responsabilizar a los arreglos institucionales por su falta de éxito electoral, creen la sensación de que urge una reforma electoral.

En México al menos tres fuerzas políticas cuentan con espacios de representación en...

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