Entrevista / Eraclio Zepeda / 'La vía armada no debe ser jamás empleada'

AutorErnesto Núñez

Fotos: Carlos Figueroa

Lo primero que muchos quisieran preguntarle a Eraclio Zepeda es: ¿por qué no fue más duro con Enrique Peña Nieto en su discurso, cuando recibió la medalla Belisario Domínguez, en el Senado, el 15 de diciembre pasado?

-Se esperaba que un comunista fuera más crítico con Peña Nieto en un momento como éste -se le cuestiona.

-Nunca en mi vida he sido ese tipo de oportunista -ataja-, hubiera sido oportunismo político y nunca me ha interesado ese camino. Siempre he dicho lo que soy capaz de sostener y en lo que creo. Si yo, el día del discurso, hubiera tenido una sensación distinta, la habría dicho. Estoy convencido de que tenemos todavía un amplio espectro de diálogo, independientemente de las diferencias que no debemos dejar que se cancelen, pero la cancelación del diálogo sí sería un riesgo grave.

Aquel día, Zepeda pronunció un discurso en el que pidió reconocer que el gobierno federal ha desplegado una "enorme fuerza de búsqueda" para encontrar a los 43 normalistas de Ayotzinapa, y condenó que algunas protestas sociales deriven en violencia.

Esto le acarreó críticas entre algunos sectores de la izquierda que, sin embargo, no lo hacen perder ni el buen ánimo ni la sonrisa, ni lo han hecho cambiar de opinión.

-Sería absolutamente impropio echar la culpa al gobierno federal de este asunto. Es absurdo. Las investigaciones que se han hecho van avanzando y conducirán, sin duda, al conocimiento de qué fue lo que ocurrió y, por supuesto, al castigo a los culpables. No puede quedar impune -insiste.

Eraclio Zepeda (Chiapas, 1937) habla con la serenidad de un hombre que está a punto de cumplir 78 años de edad, y que ha hecho de todo: publicó un libro a los 22 años (Benzulul, 1959) que hoy es un clásico. Militó en el Partido Comunista en la época de la clandestinidad. Empuñó un fusil y se fue a luchar en favor de la Revolución Cubana.

Conoció al Che Guevara y vio a Fidel Castro combatir a los contrarrevolucionarios en Playa Girón. Vivió en Cuba y China como profesor. Escuchó en vivo un discurso de Mao Tse-tung en una plaza pública. Fue corresponsal en la Unión Soviética y varios países del Centro de Asia. Actuó de Pancho Villa en una película de Paul Leduc (Reed: México Insurgente, 1970). Atestiguó la legalización del PC, su disolución y la fundación del PSUM, el PMS y el PRD. Fue diputado federal. En 1994, participó en la Comisión Especial Autónoma de Pacificación en Chiapas. Fue secretario de Gobierno en su estado, director de Radio UNAM y embajador de México ante la UNESCO. Ha escrito teatro, poesía y una célebre tetralogía de novelas que retrata la historia de su familia, y la de Chiapas, a partir de la vida del personaje Ezequiel Urbina.

Para un hombre con esa biografía, el peñismo es un episodio pasajero.

A finales del año pasado le llegaron por sorpresa dos reconocimientos: el Premio Nacional de Ciencias y Artes, y la medalla de honor

Belisario Domínguez, que otorga el Senado de la República en conmemoración del legislador chiapaneco que, en 1913, desafió al dictador Victoriano Huerta con un discurso en el que denunciaba la...

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