Entrevista / Ricardo Estrada / Deja lección gripe aviar

AutorKarina Suárez

Foto: Carlos Ibarra

Una cama de plumas blancas inundó en horas los pasillos de las granjas avícolas de Los Altos de Jalisco en junio de 2012.

Aquellos espacios repletos por el clamor de las gallinas se cubrieron por un silencio sepulcral frente al sacrificio de más de 22.3 millones de aves.

Los avicultores de la región, proveedores de más de un 50 por ciento de la producción nacional de huevo, sólo pudieron ser testigos mudos de la acción letal del virus de influenza aviar A H7N3.

Mientras sus pasos deambulan por los gallineros a medio llenar, Ricardo Estrada de la Torre, empresario avícola y presidente de la Asociación de Avicultores de Tepatitlán, recuerda los momentos clave del "tsunami" que vendría.

¿La industria avícola de Jalisco había transitado por una contingencia similar?

Es la primera vez que pasamos una crisis de un virus muy fuerte, de alta patogenicidad, aunque nosotros ya habíamos tenido otro virus en 1995. No era el mismo. Ahí hicimos la vacuna rápidamente y salimos adelante.

¿A nivel nacional, estaban preparados para enfrentar una contingencia de esta naturaleza?

México no estaba preparado porque, si hubiera estado preparado, habríamos tenido la vacuna de inmediato. Una de las cosas que sí sabíamos es que los patos silvestres ya tenían esa influenza A H7N3.

¿Con estos indicios sobre la enfermedad; tomaron alguna precaución?

Nos habían dicho desde el mes de abril que había ciertas sospechas. Nosotros creíamos que no iba a ser tan grave y que estaba controlado todo. Entonces, no nos dimos a la tarea de preocuparnos y a investigar a fondo. Ése fue uno de nuestros errores.

¿Qué experiencias recuerda durante los primeros días del problema, cuando aún se desconocía la naturaleza de la enfermedad?

Había mucha desesperación de los avicultores; venían a la Asociación a pedirnos ayuda, a ver qué hacían, a preguntarnos que cómo íbamos a parar este problema, porque llegaban un día a su granja a las 8 de la mañana a ver a sus animales y las veían más o menos, pero podían llegar a la una de la tarde y veían el moridero (sic) de aves.

En ocasiones llegabas y empezabas a sacar a los animales muertos y cuando regresabas ya había otro tanto. El virus llegó a ser muy agresivo: mataba rápidamente a las aves.

De los avicultores de Tepatitlán, ¿cuántos perdieron todo su patrimonio?

Los avicultores que se vieron afectados fuertemente tuvieron un impacto de 70 a 80 por ciento de su patrimonio. Podemos hablar de que de un total de cinco a seis...

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