Entrevista / Francisco Calderón / 'Dibujo sin odio, pero sin piedad'

AutorMiguel De la Vega

Foto: Roberto Antillón

"Más que un artista, me considero un periodista", afirma Paco Calderón cuando se le pregunta en qué es diferente su mirada a la del resto de las personas. Su labor, dice, es encontrarle el absurdo a los sucesos del día, despojarlos de la solemnidad que los envuelve y exhibirlos como al rey desnudo.

Y eso es justamente lo que hace, con una mezcla de humor, erudición y talento, en sus cartones que se publican de martes a viernes y los domingos en los periódicos de Grupo REFORMA desde 1983.

Por esa manera de exponer la "verdad incómoda", el cartonista será homenajeado con "La Catrina" que otorga el Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

-¿Cuál es el secreto?

-Tengo una receta: dibujo sin odio, pero sin piedad.

El arte del cartón

En 1977, un muchacho de 18 años consiguió una cita con el subdirector de El Heraldo, pues quería colaborar como cartonista. Francisco José Calderón Lelo de Larrea fue recibido por Óscar Alarcón, hijo del dueño del diario.

Después de varios intentos, finalmente, el 7 de junio de ese año apareció en las páginas del diario el cartón que dio inicio a una trayectoria que llega ya a los 38 años y que le ha valido a Calderón el más importante premio de Estados Unidos para periodistas de todo el mundo: el Maria Moors Cabot que otorga la Universidad de Columbia.

¿Qué es lo más complicado al hacer un cartón?

Cuando no hay una idea. Eso es horrible

¿Cuál es la esencia de un cartón?

Es retratar lo absurdo de la noticia. Y al hacer la caricatura de una persona, la esencia está en retratar el alma.

¿Dónde está el alma?

El alma está en los ojos y la boca. Uno de los consejos que me dio Rafael Freyre La Ranita -recién fallecido- fue que para poder captar el alma, hay que ver ese binomio que se hace entre ojos y boca.

¿Conoces niños adoptados? ¿No te sorprende cómo se parecen a sus papás adoptivos? Te preguntas cómo, si genéticamente no tienen nada en común, ¡son igualitos! Es porque miméticamente copian las expresiones. Y como el alma mueve ojos y boca, hace ciertos gestos que son únicos, y entonces el niño empieza a hacer las mismas expresiones del papá adoptivo y termina pareciéndose.

¿Y eso cómo lo captas?

Como caricaturista buscas encontrar qué tics tiene esa persona, qué manerismos tiene en su cara. Si puedes retratar eso, estás retratando el alma. Hay personajes fáciles y personajes difíciles de caricaturizar y Ernesto Zedillo era de los más difíciles. Me celebraron mucho mi Zedillo porque yo me fijé en esa expresión de pánico contenido que contagiaba en sus primeros años. Una especie de pánico chaplinesco. Una mueca o sonrisa nerviosa, tipo "no traigo cash". Capté ese rictus de un pánico escénico terrible que trataba de controlar.

Tomando en cuenta eso, ¿cómo dibujas a Donald Trump?

Donald Trump tiene cara de estreñido, es una especie de bebé gigantesco. No quiero ser grosero, pero Donald Trump tiene cara de culo: te imaginas unas pompas que son sus cachetes, la boca fruncida, los ojos fruncidos y encima le pones una especie de algodón de azúcar rubio. ¡Ya tienes un Donald Trump!

¿Cuándo supiste que ya tenías un estilo?

Nunca lo he sabido, siempre va cambiando.

Pero te reconocen...

Te reconocen otros. Tú ves tus trazos y dices "todavía no llego a como me gustaría dibujar" y yo creo que te mueres con eso.

El humor es cosa seria

Entrar al estudio de Paco Calderón sirve para entender que detrás de cada trazo hay horas y horas de lecturas, de viajes, de conocimiento...

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