Entrevista / Francisco López Sedano / El diablo me tiene miedo'

AutorMiguel de la Vega

Alto, de manos firmes y palabras suaves, con una sotana blanca doblada sobre el brazo, el sacerdote Francisco López Sedano abrió la puerta al reportero y al fotógrafo y, sin mayor trámite, preguntó: "¿Cuál de ustedes es el del problema?". Por "problema" se refería a estar poseídos por el demonio, ya que el Padre Pancho es exorcista.

¿El diablo existe?

Por supuesto.

¿Pero existe así como un ente maligno o es sólo la maldad del ser humano?

Jesús se enfrentó muchas veces con Satanás mismo y habló con él. No se habla con una cosa, se habla con una persona.

¿Cómo fue que se volvió exorcista?

No fue por mi gusto, fue por necesidad, por ver casos muy serios, muy dolorosos y tener que entrarle al toro. Antes no creía que el demonio pudiera actuar tan agresivamente. Me parecía fantasioso, no realista.

¿Y qué le hizo creer?

Un compañero sacerdote que estaba metido en eso me hizo ver que combatir al Maligno era una obligación. Me dijo: "tienes que meterte en esto por mandato del Señor".

¿Por mandato?

Los tres mandatos son llevar la palabra de Dios, sanar enfermos y echar demonios. Los tres están vigentes en la iglesia, pero muchos sacerdotes no quieren entrarle al toro, le tienen miedo.

¿A qué le tienen miedo?

A la venganza del Otro.

¿No será que esos sacerdotes simplemente no creen en el demonio?

No creen, no intervienen y por eso no tienen experiencia. Me han tocado casos en los que, previamente, la gente fue con su párroco y éste les dijo: "usted está imaginándose cosas, eso no existe". Y la persona se va sin saber qué hacer, porque en la noche "alguien" lo molesta, lo golpea, lo tumba de la cama, lo golpea contra la pared...

¿Usted ha hablado con el demonio?

Muchas veces. El demonio habla a través de la gente, gente que se ha metido en sus terrenos. A mí... ¡cuántas veces! "¿Y tú quién eres para expulsarme?". Y le respondo: no soy nadie, pero vengo de parte de Cristo, tu Dios y Señor y te largas ahora mismo, te mando en nombre de Él que te vayas, ¡fuera!

¿Cómo distingue entre una persona que está fingiendo y una persona que está poseída?

La persona en la que están los demonios empieza a gritar, empieza a ladrar como perro, empieza a vociferar o a retorcerse y a andar como culebras en el piso. Son mil formas.

¿Y no le da miedo?

No, porque Dios nos protege. Si no lo hiciera, nadie se metería en eso.

¿Qué busca el diablo?

El demonio lo que quiere es apartarnos de Dios, nos mete flojera, nos mete cansancio, nos mete sueño, desconfianza, nos mete...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR