Entrevista / Jonathan Franzen / Liberado por la literatura

AutorVíctor Ortiz Partida

"Cuando un muchacho de 17 años se me acerca en una firma de libros, y habla sobre cuánto le gustó mi novela más reciente, eso probablemente significa más que los premios y los millones de lectores", expresa Jonathan Franzen. "Aquí está un muchacho que probablemente no encaja enteramente en ninguna parte que esté, y mi libro significó algo para él".

Hoy, el escritor estadounidense de 53 años ya no tiene qué demostrar nada: apareció en la portada de la revista Time, ha vendido millones de ejemplares de sus libros, ha recibido múltiples premios y, entre sus lectores, se encuentra el mismísimo Presidente Barack Obama.

"Escribo para los lectores de verdad, pero no desdeño a la gente que lee uno o dos libros al año, eso lo alabo también, aunque mi gente son los raros que no pueden vivir sin libros", dice en entrevista.

El gran éxito de Franzen comenzó con Las correcciones (2001), en la que se notaron ya los resultados de sus reflexiones sobre lo que debe ser una novela, tras la publicación de Ciudad veintisiete (1988) y Movimiento fuerte (1992). También es autor de Cómo estar solo (2002), libro de memorias, y de dos libros de ensayo, Zona templada (2006) y Más afuera (2012). Entre sus galardones se cuentan el National Book Award y el Premio James Tait Black Memorial; además, fue finalista de los premios Pulitzer y Pen/ Faulkner.

Franzen llegó a la conclusión de que las novelas deben ser "transparentes" y estar basadas en personajes, y, si se logran estas características, es posible que el resultado sea un retrato de la sociedad contemporánea. Eso es lo que dice la crítica de Libertad, su más reciente novela.

Actualmente, escribe la novela El proyecto Kraus, que será publicada en otoño de 2013.

Franzen vive entre Santa Cruz, California, y Nueva York, ciudad de la cual voló a Guadalajara para abrir el Salón Literario de la Feria Internacional del Libro, firmar ejemplares de sus publicaciones y recibir la Medalla Carlos Fuentes.

"La intensidad de la relación con la obra es importante para mí; hay gente que disfruta leer novelas y algunos que necesitan leerlas, y para éstos es para los que realmente escribo. Para mí, el beneficio de tener un público tan grande es que la gente que realmente necesita novelas puede intentar leer algo mío y encontrar lo que está buscando. Si no tuviera un público así, mis libros se podrían perder".

Franzen señala que es amigo de todos sus editores, con quienes lleva una relación más allá de los negocios.

"Cuando entro en una pequeña librería a firmar ejemplares de mi libro, es agradable hablar con la persona que en lugar de tratar de volverse rico ha montado una librería para el vecindario, simpatizo con ese tipo de gente", señala.

"No me incomoda el negocio del libro, lo que me preocupa es que se esté haciendo cada vez más corporativo, que se esté concentrando...

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