Entrevista / Fustiga Vallejo a Iglesia

AutorSilvia Isabel Gámez

Su prosa es incendiaria, pero se confiesa incapaz de pronunciar el título de su nuevo libro, La puta de Babilonia. "Me producen rechazo las malas palabras", dice Fernando Vallejo (Medellín, 1942).

El escritor ha emprendido contra la Iglesia católica la que será, anuncia, su última cruzada. Al estilo Vallejo, irreverente y mordaz, denuncia los crímenes cometidos en nombre de la religión cristiana en un ensayo que arranca como una letanía para luego convertirse en un memorial de agravios.

La quema de brujas, la persecución de los judíos, la indignidad de los Papas, las contradicciones de los Evangelios, nada escapa al autor de La Virgen de los sicarios, quien condena con dureza el olvido de los animales en los textos sagrados, que ha permitido a cristianos, musulmanes y judíos darles el peor de los destinos.

"Nadie que tenga hijos puede ser santo. El que tiene hijos es un criminal". Su pluma pareciera ser un dedo flamígero, ¿guarda usted un tirano dentro?

¿Qué puesto público he ocupado? ¿A qué puesto público he aspirado? ¿A quién he tiranizado? ¿Qué bellaquería he cometido? ¿O qué infamia? ¿A qué animal al que he podido ayudar no he ayudado? ¿Y cuántos hijos he tenido? ¿A cuántos les he impuesto el horror de la vida? Díganmelo para que me callen.

Educado por los salesianos en la represión sexual y el temor al infierno, el niño Vallejo consideró siempre a Dios "un viejo muy malo". "Hacia los 16 años dejé de ser católico y empecé a no creer en nada", afirma.

Nacido bajo el signo de la provocación, Vallejo dedicó dos años a escribir este documentado ensayo, donde junto a la cita bíblica o académica no falta el comentario sarcástico.

En La puta de Babilonia (Planeta) -título que procede del Apocalipsis- argumenta sus "vallejadas" en primera persona y mantiene la personalidad del narrador de sus novelas, excesivo y burlón.

En entrevista vía correo electrónico, por su temor a ser mal citado, Vallejo afirma que ningún lector cerrará su libro, "ni cristianos ni musulmanes, ni creyentes ni ateos", a pesar de que un buen número de santos, el Papa Juan Pablo II e incluso Mahoma son vapuleados sin piedad.

Usted es pianista, ¿buscó por eso que su ensayo fuera "in crescendo", quiso alcanzar el cielo narrativo con cada nueva andanada argumental?

Soy mal pianista y nulo compositor, nunca he podido componer nada. En cuanto al crescendo, creo que es al revés: empieza con el tutti de la orquesta y acaba con un diminuendo de la flauta diciendo el Requiescat in...

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