Entrevista / Héctor Aguilar Camín / Ve un Presidente sin contrapesos

AutorGuadalupe Irízar

Héctor Aguilar Camín considera que con la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador el País vive un proceso de centralización del poder como nunca antes lo había visto él.

Crítico de la gestión del Presidente, el escritor señala que México no podrá avanzar si no tiene progreso económico y que esa verdad, señala, no está clara para el gobernante.

Le reconoce, sin embargo, entre otros puntos, un gran instinto político y una voluntad indomable.

Aguilar Camín alerta también sobre las consecuencias no solo económicas de lo que llama "clientelismo de nuevo tipo" y reparto de dinero de los programas sociales de ayuda a distintos sectores.

Tu libro más reciente es "Nocturno de la Democracia Mexicana" que abarcas hasta agosto de 2018, después del triunfo de Andrés Manuel López Obrador. Pero quizá nos puedes platicar qué ha sucedido de agosto para acá. ¿Cómo la ves?

El libro es una reflexión histórica que llega hasta después de la elección de López Obrador. Es una reflexión histórica que empieza en el siglo XIX con el país independiente y termina con la elección del 2018.

¿Qué es lo que está marcando la historia profunda de la cultura política de México de esos dos siglos? Pues como la necesidad colectiva de un gobernante grande, de un caudillo como Santa Ana, de un Presidente como Juárez, en medio de guerras civiles (...), Porfirio Díaz que estuvo 30. Luego de la Revolución, en los años 20, ya se establece la centralización del poder.

Viene la época de los Presidentes, a partir de Cárdenas, poderosos, de los Presidentes hegemónicos y esa era termina en la transición a la democracia. De manera que, de 200 años de historia, México tiene en realidad solamente unos 20 años de vida democrática. Esa es la historia.

Qué drama...

Y después de 18 años de gobiernos débiles, democráticos pero ineficaces. En la elección del 2018 es como si la sociedad volviera a la necesidad del Presidente grande y elige a López Obrador para que sea ese personaje providencial, ese personaje caudillesco, ese personaje que es capaz de resolver nuestros problemas.

Vamos directo a una nueva era de un Presidente fuerte con un poder enorme, sin contrapesos, sin autocontención que, además, en mi opinión, tiene un proyecto de gobierno completamente equivocado en dos cuestiones: no tiene una respuesta para los retos de la modernidad, no le preocupan ni el mundo exterior ni el cambio tecnológico y no tiene una respuesta para el crecimiento económico de México. Ni una propuesta. Tiene un proyecto de redistribución del presupuesto.

Es el centro. Y el combate a la corrupción...

Yo el combate a la corrupción no lo he visto todavía en ninguna parte; no veo ninguna política especialmente orientada a contener o a castigar la corrupción. Al revés. Lo que yo veo es un perdón del Presidente a la corrupción acumulada.

¿Y la guerra contra el huachicoleo cómo la ves, cómo la...

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