Entrevista / Jesús Kumate Rodríguez: 'Me retiraré cuando me muera'

AutorAntonio Bertrán

A Jesús Kumate le gustan mucho los langostinos al mojo de ajo y el pescado. No podía ser de otra forma en un orgulloso hijo de Mazatlán, Sinaloa, que cuando era niño nadaba en el "mar increíble" del puerto, con su hermano José, dos veces al día: "En la mañana en la playa norte y en la tarde en la playa sur".

Hasta hace muy poco, al médico nadie le ganaba en el dominó, afición que solía poner en aprietos a sus colaboradores que se veían impelidos a jugar con el secretario de Salud durante los traslado de sus giras, en el sexenio del Presidente Carlos Salinas.

Hoy, con 88 años y después de una operación de cataratas en un ojo, el doctor Kumate ya no ve muy bien, situación que le ha permitido a sus amigos ganarle una que otra partida.

"La vejez es una enfermedad incurable y progresiva", dice en un susurro.

El párkinson que padece desde hace 14 años le ha afectado el habla, pero no le ha impedido asistir asiduamente a su oficina como presidente de la Fundación IMSS.

"He tenido la suerte de envejecer lo suficiente, pero todavía estoy activo", subraya.

El enfermero del IMSS que lo acompaña comenta que es muy "exacto" para tomar sus medicamentos y que en sus evaluaciones periódicas "los médicos dicen que no parece que tenga párkinson".

El ex director del Instituto de Investigaciones Biomédicas y de la División de Inmunoquímica en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, refiere con orgullo que lo tratan neurólogos "muy competentes" del IMSS.

"Aquí tenemos a los mejores médicos de cada especialidad".

Esta tarde de principios de junio, el ex secretario está sentado frente a su escritorio de madera lustrosa, en el edificio del IMSS en el Paseo de la Reforma.

Los documentos, libros y diccionarios que lo rodean hacen evidente su laboriosidad. Una lupa destaca muy cerca de su mano derecha; en la solapa del impecable saco oscuro lleva prendido el escudo de El Colegio Nacional, al que pertenece desde 1974 y adonde estuvo por la mañana.

En un librero cercano destacan, entre los libros en inglés sobre vacunación, un retrato dedicado del doctor Guillermo Soberón, con quien fue subsecretario de Servicios de Salud, y una foto donde se le ve muy formal -como siempre es- saludando a un sonriente Presidente Salinas.

El también profesor e investigador confiesa estar contento y tranquilo con la vida. "Sería injusto si no lo estuviera; he tenido todos los puestos a los que puede aspirar un médico mexicano".

Además de ser subsecretario y secretario de Salud, dirigió el Hospital Infantil de México, coordinó los Institutos Nacionales de Salud, presidió el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, Suiza, y la Academia Nacional de Medicina. Fue distinguido con la Medalla Belisario Domínguez en 2006, y el pasado 2 de abril con la condecoración Eduardo Liceaga.

De su gestión como Secretario de Salud (1988-1994), dice que tres son los logros que lo enorgullecen: el programa de vacunación universal, "entonces con cinco o seis vacunas, pero que hoy tiene 11 o 12"; el haber erradicado enfermedades como la poliomielitis, y la reducción de la mortalidad infantil por diarrea, que pudo llevar del primer lugar en el país al octavo, gracias a la hidratación oral.

Durante un homenaje al doctor...

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