Entrevista / Rodolfo Neri Vela / Un paseo por el universo

AutorRogelio Elizalde

Con una expresión seca, Rodolfo Neri Vela despacha reporteros, uno detrás de otro. Promueve, en estos días, las visitas al Kennedy Space Center, en Florida, donde se exhibe de manera permanente el transbordador en el que hace 29 años viajó al espacio, el famoso Atlantis, ahora jubilado. Intenta parecer animado, pero sus respuestas revelan a un hombre que ha pasado muchos años acumulando desazones.

"Los gobernantes no me han reconocido...", "he enfrentado los celos o envidia de algunos profesores..."; Neri parece un espadachín que blande el sable en todas direcciones. Como si luego de su viaje espacial hubiera tenido que batallar contra todo un país.

Le queda muy poca de esa emoción inocultable por ser el primer astronauta mexicano, en 1985. Cuando habló con el entonces Presidente Miguel de la Madrid, mientras orbitaba la Tierra, parecía que se estaba riendo; mientras mandaba cariño al país, resaltaba lo bello que se veía desde allá arriba y ensalzaba a los científicos mexicanos.

Quizá sólo abundando en esos momentos se pueda hablar con aquel treintañero, que germinaba amaranto en el espacio y en sus tiempos libres jugueteaba volteado de cabeza, tomaba fotos y escuchaba boleros de Agustín Lara en su walkman. Aquí, un intento por traer al presente al viajero, al aventurero, al pionero.

¿Cómo imagina un viaje sin restricciones al espacio?

Tendría muchos puntos de destino. Primero orbitar la Tierra, sentir la ingravidez, ver las regiones del planeta. Luego iría a la Luna, de ahí la Tierra se ve más pequeña, se puede sentir su fragilidad.

También se apreciarían muchísimas estrellas porque la Luna no tiene atmósfera, sería un cielo completamente transparente. Claro que después de unos días sin hacer nada resultaría aburrido, así que luego irías a Marte, no a Venus porque es inhóspito ni a Mercurio porque es un infierno.

Tanto en Marte como en la Luna tendrías un traje presurizado por la radiación. En Marte verías piedras y piedras. No hay agua y la gravedad es más parecida a la Tierra, que desde ahí apenas se apreciaría como una estrellita.

Luego habría que visitar el cinturón de asteroides, después tal vez alguna luna de Júpiter, y para entonces ya habría pasado bastante tiempo, a menos de que cambie radicalmente la tecnología porque sólo la ida a Marte tomaría más de medio año.

¿Cuándo podría ser realidad este viaje?

Misiones tripuladas (para turistas) a Marte y a la Luna tal vez para finales de este siglo, siempre y cuando se construyan...

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