Entrevista/ Vidulfo Rosales / 'Que haya verdad'

AutorMiguel de la Vega

Vive rodeado de dolor. Ha sido perseguido, amenazado, baleado y exiliado. Pese a todo eso, Vidulfo Rosales tiene una sonrisa amplia y generosa.

Este guerrerense se olvidó de tener un despacho, chofer y carrazo por andar en la defensa de los derechos humanos. Es el abogado de los familiares de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos. La plática se da por episodios en el trajín de su protesta: en un mitin afuera de la Suprema Corte, en el camión del movimiento y a los pies del Ángel de la Independencia.

¿Tú por qué no te cansas?

Porque tenemos un compromiso con el caso, con la Normal de Ayotzinapa, con los padres de familia y con nuestros compañeros desaparecidos.

¿Qué te hace seguir y seguir?

A veces cunde el desánimo, pero el que los compañeros no aparezcan, ver a los padres que han dejado casa, trabajo, ¡todo! Eso hace que me comprometa.

¿Qué esperas al final de esto?

Que haya verdad. Que se pueda esclarecer qué ocurrió y que los responsables sean sancionados. No hacerlo sería sumamente riesgoso para México.

¿Por qué?

Porque es iluso querer hablar de democracia y de temas económicos cuando, detrás, el país se está desangrando.

¿Qué respondes a quienes dicen: "ya supérenlo"?

No se pueden superar hechos como éstos: las víctimas lo sufren de por vida y es un lastre que viene arrastrando el propio país. Sin la verdad no se puede avanzar a otra cosa.

¿Qué falta para que los padres de los normalistas tengan paz?

La verdad, el esclarecimiento, que se les diga qué pasó.

¿Has llegado a sentir miedo?

Sí, hay ocasiones en las que llegamos a tener miedo. Vemos que este tema se politiza más, querámoslo o no.

¿Te han amenazado?

En épocas anteriores sí, no por este caso.

Cuando tuviste que exiliarte, ¿qué extrañabas de México?

Lo primero que uno extraña son las tradiciones... y las luchas que aquí se viven. A Costa Rica le dicen la Suiza de América Latina y, efectivamente, es un país muy pasivo. No ves participación política y eso es un poco extraño. La participación es importante, el debate, la crítica, eso hace un país vivo.

¿Cuántas horas duermes?

Unas cuatro diarias.

¿Y qué sueñas?

Pues ya hace mucho tiempo dejé de soñar, los sueños se perdieron.

¿Te da tiempo para la familia?

Ha sido difícil, a veces separarse tanto tiempo de la familia no es entendible. Los hijos también sufren. Trato de verlos lo más que se pueda, pero es imposible con este ritmo de lucha.

¿Te preocupa su futuro?

¡Claro! Quiero que vivan en un país sin opresión, con derechos y...

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