Ernesto Diezmartínez / Matón y artesano

AutorErnesto Diezmartínez

Desde la secuencia inicial de El ocaso de un asesino (The American, EU, 2010), segundo largometraje del holandés internacionalizado Anton Corbijn (Control, 2007), sabemos a qué atenernos con Jack, el híper-profesional matón a sueldo encarnado a la perfección por George Clooney.

Nos queda claro que Jack es un hombre solitario, sin ataduras sentimentales, desprovisto de conciencia. En los minutos por venir, también sabremos que es un virtuoso artesano de las armas, capaz de construir con amor y cuidado extremos el instrumento más mortífero posible.

También es obvio, por cierto, que alguien quiere quitarlo de en medio. Así, mientras recibe otro trabajo más de su fantasmal jefe Pavel (Johan Leysen) y construye un arma "con el alcance de un fusil y la fuerza de una metralleta" para una despampanante clienta (Irina Bjorklünd), Jack se refugia en un pequeño pueblo italiano diríase medieval.

Ahí, el tiempo pasa a otro ritmo, entre pláticas con el anciano párroco del pueblo (Paolo Bonacelli), la concentración con la que construye el arma que le han solicitado, y sus escapes con una bellísima prostituta llamada Clara (Violante Placido, hija de la novia de Michael Corleone en El Padrino, Coppola, 1972).

No he leído la novela A Very Private Gentleman, de Martin Booth, a partir de la cual Rowand Joffe escribió el guión de este filme, pero es evidente que al adaptador y al propio cineasta Corbijn les...

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