Ernesto Priani Saisó/ La fe como una moda

AutorErnesto Priani Saisó

La fe no suele ser asunto de razones, ni de puntos de vista. Definida por San Agustín en el Siglo 4 d.C., es ante todo una certeza: la convicción interior, personal y firme, de que Dios existe.

Entonces, la fe no se piensa ni se discute, se siente. Será otra vez Agustín quien diga que se trata de un sentimiento interior. Uno tan poderoso que es guía sobre las pasiones que ejercen en el alma un dominio cruel y tiránico por el que "la avaricia la acosa, la lujuria la consume, la ambición la cautiva, la soberbia la hincha, la envidia la atormenta, la desidia la anonada, la obstinación la aguijonea y la humillación la aflige".

Un sentimiento, pues, que sirve de ancla para que el hombre ordene todas esas pasiones que hacen naufragar al alma. Vista desde la perspectiva de San Agustín, la fe es una disciplina de los sentimientos y las pasiones. Pero, ¿qué pasa cuando hablamos de teatro?

Aristóteles, en El arte poética, había definido la tragedia como la representación de una acción memorable y perfecta que mueve a la compasión y al terror, que son pasiones. Es por eso que un par de siglos antes de San Agustín, otro padre de la Iglesia, Tertuliano, haya afirmado que "toda excitación de las pasiones está prohibida para nosotros (los cristianos), por lo que tenemos prohibido asistir a cualquier clase de espectáculo".

La prohibición radical de Tertuliano, quien ciertamente pensaba en el circo y en el teatro romanos y que terminó sus días siendo encartita -miembro de una de las sectas ascéticas más radicales del cristianismo, considerada hereje-, no prosperó por mucho tiempo. El mismo argumento en que basaba su condena, que el teatro agitaba los sentimientos, fue visto más adelante como la razón para que la representación teatral fuera utilizada en la Edad Media precisamente como un vehículo piadoso para alimentar ese sentimiento de la fe.

Esa y no otra es la razón por la que los misioneros realizaron escenificaciones para enseñar el evangelio a los indios de América y todavía hoy se representa de manera popular y litúrgica, durante Semana Santa, la Pasión de Cristo.

Por eso no es extraño que, en vísperas de la canonización de Juan Diego, haya iniciativas para representar, como ya ocurrió el fin de semana pasado en el Auditorio Nacional, las apariciones de la Virgen de Guadalupe con la obra Juan Diego Santo.

Esta claro que esta puesta en escena, como cualquiera que representa hechos relacionados con la fe católica, tiene la doble intención no sólo de...

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