Ernesto Diezmartínez / Tres colores... aligerados

AutorErnesto Diezmartínez

En su noveno largometraje, París (Francia, 2008), Cédric Kaplisch vuelve a la Ciudad Luz de sus amores tras un periplo que lo llevó a El Albergue Español (2002) y a Las Muñecas Rusas (2005).

En su retorno, sin embargo, Kaplisch ha resultado ser un poco más sombrío que en sus primeras crónicas parisinas del tipo Y Chloé Perdió a su Gato (1996).

Esta vez la muerte ronda en la primera escena, la felicidad es difícil de asir, y el amor llega y se va en un suspiro.

Así, Kaplisch apuesta por un cine más serio y ambicioso, adentrándose en terrenos que otros -o por lo menos otro: el Kieslowsky de los Tres Colores, Azul, Blanco y Rojo (1993, 94 y 95)- conocen mucho mejor; su intento queda claro por diversos aspectos: Primero, por la forma en que se entrelazan la vida de media docena de personajes, desde un bailarín enfermo del corazón, su abandonada hermana cuarentona y un deprimido profesor de historia, hasta su exitoso hermano ingeniero, una bellísima jovencita de vida libre y un inmigrante camerunés que viaja a París.

En segundo lugar, por los acontecimientos dramáticos que nos remiten a la idealizada Francia de la libertad, igualdad y fraternidad.

Finalmente, por la presencia clave de la siempre bienvenida Juliette Binoche y hasta por la elección musical con la que inicia la trama (la melancólica "Gnossienne No. 1" de Erik Satie); París, es cierto, nunca deja de interesar pero, a fin de cuentas, resulta igualmente frustrante.

El espléndido reparto -un "quién es quién" de las pantallas galas del nuevo siglo (Binoche, Romain Duris, François Cluzet, Fabrice Luchini...

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