Ernesto Diezmartínez / Manos a la obra

AutorErnesto Diezmartínez

Uno de los vicios más comunes de la crítica de cine es que uno se siente con la autoridad de afirmar que tal personaje debió haber sido encarnado por este actor y no por aquél, que esta escena debió haber sido cambiada por esta otra, o que el desenlace es fatal y que debió haber sido otro el epílogo.

Ese vicio es detestable y lo sé muy bien porque varias veces lo he hecho. Y lo haré de nuevo, porque lo que evita que Una Dama sin Pudor (Irina Palm, GB-Francia-Luxemburgo-Alemania-Bélgica, 2007) sea la gran comedia romántica y de costumbres que debió haber sido es la errónea decisión de los tres guionistas -uno de ellos el director Sam Garbarski- de subrayar lo melodramático de la premisa y echar a perder el delicado tono fársico del filme.

Es decir, debieron haber cortado dos o tres escenas lacrimógenas y la película hubiera sido mucho mejor... ¿No les dije?: el vicio es difícil de resistir.

Maggie (la sexagenaria rockera Marianne Faithfull, famosa por la hipnótica "As Tears Go By") es una viuda que ha perdido todo -casa y ahorros incluidos- por pagar el tratamiento médico de su nieto, que sufre una rara enfermedad degenerativa.

La posibilidad de la cura existe, pero está en Australia, en un tratamiento experimental. La doña, pues, necesita dinero y pone manos a la obra... O más bien, pone su delicada mano en otra cosa... Mejor dicho, en varias cosas, pues termina convertida en la Irina Palm del título original -"mi nombre...

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