Erudito del vino

AutorCarlos Borboa

Estudioso de la vid y fanático del Nebbiolo italiano, Víctor Torres Alegre descubrió el mundo del vino por casualidad mientras buscaba hacerse de un lugar en los Toros Salvajes, equipo de fútbol americano de la Universidad Autónoma de Chapingo.

"Me tocó la época en que esa universidad destacaba en la liga mayor", confiesa el propietario de la vinícola Torres Alegre y Familia, y catedrático de la maestría en administración del vino de CESSA Universidad.

Estudió ingeniería en agronomía y una especialidad en agroindustrias, pero su destino profesional sería marcado por un viaje a la región de Bento Gonçalves.

"Estábamos en sexto año de la carrera e hicimos un viaje de estudios para conocer la zona productora de vinos en Brasil. Para mí fue todo un impacto la forma en que se elaboraba el vino; de ahí surgió la pasión.

"Al regresar a la escuela empezamos a hacer vino y comencé a involucrarme cada vez más en el tema. Trataba de probar todo tipo de etiquetas, primero acercándome a familiares y después por mi lado", relata.

Recién graduado, Víctor Torres Alegre obtuvo una beca del gobierno francés para continuar sus estudios.

"Quería hacer el doctorado de enología y me dijeron que sólo en Burdeos se ofrecía dicho programa; sin embargo, debía tener una formación previa como enólogo y yo era ingeniero agrónomo.

"La oportunidad no debía desperdiciarse, así que empecé a buscar planes de estudio. Tuve que hacer dos certificados de maestría antes de que me aceptaran en el doctorado", detalla.

Víctor regresó a México con la intención de incorporarse a las filas de su 'alma mater' como académico. Sin embargo, una huelga en la Universidad de Chapingo le haría abandonar sus planes.

"Me dijeron que me pusiera a buscar chamba en otro lado, pues estaba difícil en aquel momento. Encontré una empresa, Formex Ybarra, que quería tecnificar sus métodos de elaboración de vino. Decidí entrarle.

"Sin planearlo caí en la mejor experiencia posible pues la empresa tenía el propósito de vinificar dos millones de litros, de los cuales sólo embotellábamos 200 mil y el resto se destilaba; era todo un campo de juego para la investigación", explica.

Pionero de las vinícolas mexicanas Château Camou y Barón Blach'é, Torres Alegre decidió aventurarse a montar su propia casa productora en el Valle de Guadalupe.

"Mi familia me decía que debíamos hacer algo que fuera de nosotros y yo sólo pensaba en la inversión. Fueron siete años en los que con los ahorros de mi mujer y los...

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