Es una mamá ATM

AutorMaría Silva

Algunas veces se le ve apretando llantas, otras remolcando un minidragster, pero Martha Elba Zamorano de De la Garza hace a un lado el miedo que siente al ver a sus hijos a toda velocidad en el Cuarto de Milla para apoyarlos como mamá y ayudante en la pista.

No obstante, ella ya traía algunas "millas" de experiencia desde la prepa, cuando inició su noviazgo con Héctor De la Garza, su ahora esposo, quien obtuvo 10 campeonatos nacionales como piloto en varias categorías, entre ellas la estelar de los dragster, y desde entonces ha aprendido a controlar los nervios.

Al contemplar que sus hijos Héctor y María Fernanda, de 15 y 11 años, respectivamente, disfrutan al máximo la velocidad en los pits, ella no sólo les echa porras y toma fotos y video de los chicos en acción, sino que está al tanto de su desempeño, con papel y lápiz, para llevar el registro de sus tiempos en la pista y las reacciones a la hora del arranque.

"Siempre anda con la cámara en una mano y con los apuntes de las estadísticas en la otra", cuenta su esposo sonriendo.

Esta adrenalina que muestra en el exterior contrasta con lo que siente por dentro. Martha sabe que esta actividad es peligrosa y le preocupa que sus hijos se expongan a tan altas velocidades.

"Al mismo tiempo sabes que a ellos les gusta; los apoyo porque los veo contentos y siempre estoy cerca por cualquier cosa que llegue a pasar; yo soy la que remolco a la niña, y a los dos les pongo sus cascos y me aseguro que esté bien cerrado el cinturón", confiesa Martha.

"Además, se los encomiendo a Dios. Cuando los niños están en la pista me pongo a orar para que todo salga bien, ya una vez que arrancan te involucras en la carrera y te olvidas".

Dedicación absoluta

Su esposo cuenta que en la década de 1990 al 2000 compartió con ella, primero como novia y luego como esposa, esta pasión por los arrancones, que lo llevó a obtener los campeonatos. Héctor recuerda que Martha nunca le reclamó que en ocasiones le dedicara más tiempo a este deporte y siempre estuvo atenta a todos los detalles con una sonrisa, como ahora hace con los niños.

"Cuando hay una competencia se levanta más temprano que todos, nos prepara el desayuno y la hielera con las bebidas hidratantes; le pone mucho entusiasmo, incluso más que nosotros, y si las cosas no salen como uno quisiera en cuanto a los resultados, nos soporta los malhumores", agrega De la Garza.

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