Es urgente transformar a Pemex

AutorKarla Garduño Morán

La reforma energética parece inminente en este año. Aunque no se han definido los alcances de la propuesta, las voces sobre si Pemex debe o no abrirse a la inversión privada comienzan a levantarse desde el Congreso y la oposición, mientras el gobierno federal mantiene bajo una estricta reserva sus planes de reforma.

Convocados por Enfoque, Francisco Labastida, presidente de la Comisión de Energía del Senado; Manuel Bartlett, ex senador del PRI a quien se ubica como el principal dique a la reforma en el sexenio pasado, y Francisco Rojas, ex director de Pemex, plantean los puntos más importantes que debería contener una reforma del sector.

Jesús Reyes Heroles, director de Pemex, declinó opinar personalmente, pero la paraestatal respondió el cuestionario de forma institucional. Según la dependencia, la reforma debe garantizar la seguridad energética del país y fortalecer a Pemex para encarar tres problemas: la declinación de las reservas, la importación creciente de gasolinas y el abasto interno de combustibles.

En este 2008 se cumplen 70 años de la Expropiación Petrolera, ¿qué ocurrió para que México se convirtiera en un país importador de petrolíferos y con una crisis de reservas?

Francisco Labastida: Fueron varios los factores que determinaron estas malas consecuencias. Primero, unos impuestos excesivamente altos a la producción de petróleo y gas, que llegaron en el sexenio pasado a representar más del 90 por ciento del valor de la producción. Y segundo, la utilización de esos recursos para financiar el gasto corriente de los tres niveles de gobierno y programas asistenciales; pero cometimos el grave error de financiar gasto corriente con el dinero que proviene de un recurso natural no renovable que es el petróleo. No se le dejó dinero a la empresa para invertir y nos retrasamos tecnológicamente varias décadas.

Francisco Rojas: Las políticas que han provocado esta situación son: un sistema fiscal indolente y adicto a los ingresos petroleros, no permitirle a Pemex inversión en nuevas refinerías, explotar al máximo los yacimientos sin reponer las reservas y, posiblemente, compromisos de seguridad energética con otros países.

A pesar del cierre de Azcapotzalco, nunca se autorizó mayor capacidad de refinación y las mejoras e inversiones consecuentes se han debido al mayor procesamiento de crudo pesado y a la exigencia de combustibles limpios. La producción de petrolíferos se ha mantenido casi igual; las dilaciones en las mejoras, los problemas de distribución y el aumento de la demanda interna se han cubierto con crecientes importaciones.

Explotar al máximo los yacimientos provocó la caída en 27 por ciento de las reservas probadas durante el último sexenio. La exploración se descuidó y se relegó el desarrollo de más de 300 localizaciones en tierra y aguas someras, que suman 30 mil millones de barriles de reservas probables y posibles ya certificadas.

Solamente en 2006, Pemex obtuvo utilidades antes de impuestos por 55 mil millones de dólares, segunda después de Exxon-Mobile; una empresa de esta magnitud no puede estar quebrada ni ser mal negocio. En 70 años el país no ha sufrido desabasto, los precios han sido competitivos y el petróleo ha sido el soporte fundamental de las finanzas públicas.

Manuel Bartlett: La expropiación establece un precedente mundial que significó el que un país dotado de reservas petrolíferas tomara la decisión de hacerlas suyas. A partir de esa fecha inicia una batalla de México por explotar y desarrollar la industria petrolera. Esa continua defensa nos lleva a un momento (en tiempos de Miguel Alemán) en que empiezan a revertir el sentido de la expropiación a través de contratos de riesgo, que significan que el que invierte no recupera el dinero si se pierde, pero si se obtiene petróleo son dueños de una parte.

Acaban los contratos de riesgo y con la firma del Tratado de Libre Comercio entran nuevamente las presiones en materia de energía. Por lo que respecta al petróleo, en el TLC se dice que se reserva al Estado, pero se hacen acuerdos subrepticios y se abre la contratación en Pemex para lo permitido, para hacer trabajos y obras que deberían estar reservadas para las empresas nacionales, pero llegan a un acuerdo de abrir la contratación a licitaciones internacionales. Salinas, Zedillo, Fox y Calderón afirman que no van a privatizar la energía y es lo que están haciendo todos los días. Los Contratos de Servicios Múltiples, por ejemplo, no son contratos de obras ni contratos de servicios múltiples, son contratos de explotación petrolera y las licitaciones que se hacen ponen condiciones tales que impiden que las empresas mexicanas participen.

Dicen que Pemex está quebrado, pero esa deuda es del Estado mexicano; usan a Pemex para obtener recursos. Fox tuvo 30 mil millones de dólares de ingresos, precios...

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