Escalera al Cielo

AutorSergio González Rodríguez

El adelantado: AAZ

Las imágenes pueden ser, apunta Georges Didi-Huberman, imágenes-velo, es decir, ilusión mimética, sustituto atrayente que "cubre la ausencia o la esencia", o bien, pueden ser imágenes-jirón, en otras palabras, reveladoras de lo real, la posibilidad de atisbar la violencia esencial que está latente. La primera sería un fetiche, la segunda indicio de un "estallido de realidad (cf. Imágenes pese a todo, Paidós, Barcelona, 2004).

Frente a mí observo una fotografía que, sin ser antigua, puesto que data de apenas seis o siete años atrás, expresa un clima de cosas más que pretéritas, canceladas: el pasado es aquel lugar en el que siempre estaremos; en cambio, lo que evoca la imagen es algo que implica una promesa que, por cierto, nunca se cumplió.

La fotografía congrega en blanco y negro, entre las páginas de un libro que quiso consignar aquel tiempo promisorio, a un grupo de personas que entraron en la arena política con el fin de consumar el "asalto a Palacio", de "echar de Los Pinos" al régimen de presidencialismo autoritario bajo un partido único.

Carente de todo aroma de pólvora, y plena de un civilismo morigerado, la imagen parece llevar la huella de algo imprevisto, el reverso que vendría con un triunfo electoral: consigna a poco más de media docena de personas en torno de un Vicente Fox Quesada taciturno en la época de la precampaña presidencial hacia el 2000.

Era una tertulia, quizá ya a la hora de la sobremesa en la "cava" del rancho de aquél en San Cristóbal, Guanajuato, y sobresale en la imagen y en primer plano Santiago Creel, ahora ex secretario de Gobernación. Junto a él, se halla el dudoso Lino Korrodi, y se distinguen también dos personas: a la izquierda, el empresario José Luis González y González, fallecido en 2003 en una accidente de carretera en Valle de Bravo; hacia la derecha, en medio, Adolfo Aguilar Zinzer, muerto la semana anterior en otro accidente automovilístico cerca de Tepoztlán.

No presumiría que conocí a Adolfo Aguilar Zinzer, apenas lo traté tres o cuatro veces. Y su figura me fue más familiar por sus apariciones en los diarios, en los noticiarios televisivos, en las revistas políticas y académicas. Al morir, contó con el reconocimiento amplio de muchos protagonistas de nuestra vida pública, incluso tuvo a favor el testimonio postrero de quienes lo llegaron a desdeñar en público con sus opiniones.

Adolfo Aguilar Zinzer representa el tipo de político que resulta incómodo por su independencia, por...

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