Escalera al cielo

AutorSergio González Rodríguez

Adiós a la cultura

El retiro del apoyo empresarial al Museo de Monterrey implica un episodio más del desdén a la cultura a cuenta de la iniciativa privada que se ha atestiguado en México en los últimos años. Dicho museo fue creado, en 1977, gracias al apoyo de la Cervecería Cuauhtémoc con el fin de brindar a la comunidad regia la ocasión de presenciar exposiciones de primer rango nacional e internacional. La idea fundacional fue aprovechar la antigua fábrica de cerveza de la firma y reconvertirla en un espacio museográfico de alta eficacia, con 17 salas en tres niveles.

Allí se desplegaron las muestras individuales de artistas como María Izquierdo, Juan Soriano, Diego Rivera, Frida Kahlo, Gerardo Murillo (Dr. Atl), Remedios Varo, Rufino Tamayo, Henry Moore, Robert Motherwell y Carlos Mérida, entre muchos otros. Además, hubo conciertos, talleres de arte, ciclos de cine, presentaciones de libros, conferencias y mesas redondas, que hicieron pensar que, al lado de otros esfuerzos privados, se abría la posibilidad de ampliar el fomento cultural de nuestro País hacia un nuevo modelo, cuya fuerza vendría de una participación compartida entre el capital y el Estado -que ha sido el que ejerció, desde los años postrevolucionarios y hasta principios de los 80 del Siglo 20, el protagonismo al respecto.

Sin duda, los empresarios que dieron vida al Museo de Monterrey perdieron el interés en la cultura en el momento en que se les presentaron otras opciones más lucrativas de invertir su dinero. Nadie discute su derecho a emplear el capital que poseen como mejor les convenga, pero lo triste del asunto es la ausencia de un compromiso social por parte suya. En particular, en un País tan inequitativo como el nuestro.

La inversión en infraestructura cultural ha sido una de las formas en las que el capital privado ha equilibrado, en mínima medida, los privilegios de que disfruta en un entorno sobreprotegido por el Estado. Se esperaría de ellos una actitud más desinteresada.

Ya había sucedido algo semejante al caso del Museo de Monterrey con el abandono del grupo Televisa de su proyecto cultural. La unanimidad del lucro, la diversión y el espectáculo parece ser la única prioridad de muchos de nuestros grandes empresarios, salvo algunas excepciones honrosas, como lo son Carlos Slim y el Museo Soumaya de la Ciudad de México.

Resulta lamentable que una persona que ha mostrado sensibilidad hacia los asuntos culturales como Nina Zambrano, justifique, en nombre del...

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