Escalera al Cielo

AutorChristopher Domínguez Michael

Se agradece la franqueza

Lamento el daño irreparable que la señora Hebe de Bonafini, antigua dirigente de las madres de Plaza de Mayo en la Argentina, ha infringido a la digna causa de los desaparecidos durante la dictadura militar, al festejar obscenamente desde La Habana, junto a otros endemoniados, la muerte de 6 mil inocentes el 11 de septiembre en Nueva York. Pero hay que agradecerle su franqueza a esta señora: se atrevió al júbilo abierto mientras otros miles de honrados antimperialistas se frotan discretamente las manos.

Desde el ombligo de la luna

Un célebre escritor, que continúa declinando el verbo chingar, aunque ya sin el ingenio de sus 30 años, nos advierte que hay dos fundamentalismos en guerra, cuando lo que está en juego es la defensa de la sociedad abierta, misma que, como lo acaba de decir Fernando Savater (El País, 20/X/2001) tiene más motivos de sentirse orgullosa de sus valores que razones para sufrir del síndrome de la víctima que acaba por creerse verdugo. Y mientras todo eso sucede, los diputados del PRI y del PRD festejan sus victorias en la guerra santa contra el águila mocha en la papelería del ombligo de la luna, los Estados Unidos Mexicanos. Mejor que se ocupen de esas fruslerías propias de la cortina de nopal, y dejen de mostrar su desconocimiento de las tradiciones patrióticas que dicen defender, pidiendo que México se declare neutral en el actual conflicto internacional. La vocación pacifista del Estado mexicano no tiene nada que ver con el neutralismo, antes al contrario. Por ventura, este país no ha sido neutral como Suiza, custodia de la expoliación de los judíos, o como la rastrera España franquista.

Los huérfanos bicéfalos de la Revolución Mexicana ya olvidaron que uno de sus penates, el General Lázaro Cárdenas, fue comandante de la Región Militar del Pacífico y secretario de la Defensa Nacional durante la Segunda Guerra Mundial, una vez concluido en 1940 su sexenio, cuya política nada tuvo de neutralista, pues condenó la anexión de Austria por los nazis, la agresión italiana en Etiopía y munificó a la República Española. Y en los años 70, los gobiernos del PRI reconocieron a las guerrillas nicaragüenses y salvadoreñas como partes beligerantes, gestos de escasa neutralidad que aceleraron los procesos de paz en Centroamérica. Y si la oposición nada tiene que decir, más grave es que el PAN, supuestamente en el poder, mire anonado acontecimientos ajenos a la charrería y al rancho grande, valores...

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