Escalera al Cielo

AutorSergio González Rodríguez

Big Brother político

¡Qué maravilla! De pronto, mientras un día nos amanecemos con alguna joya verbal expresada por José Woldenberg Karakowsky, consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), que afirma no haber recibido "línea" (¡ni falta hace que lo diga, su credibilidad es absoluta!) de Vicente Fox en el caso de Amigos de Fox; o mientras la maestra número uno de México, la licenciada Elba Esther Gordillo, coordinadora parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional "truena" contra el Presidente Vicente Fox (¿de verdad?, pues qué valerosa), se difunde la noticia de que el IFE otorgará el equivalente a 5 millones de pesos cada día a los seis principales partidos políticos para que ejerzan sus respectivos gastos de cara al año 2004. Ya quisiera cualquier persona o grupo tanta cantidad de subsidio a cambio de tan poco.

Y si las indagatorias del IFE sobre el financiamiento de la campaña presidencial de Vicente Fox fueron limitadas en tiempo y espacio jurídicos, como queda claro casi para todos, excepto, por ejemplo, para Los Seis consejeros de dicho organismo que favorecieron un dictamen cuyo alcance implicó una holgada protección a la figura de Vicente Fox -ay, las inercias del viejo régimen- y el uso de las chicanas necesarias para evitar ir al fondo de una pesquisa que era estratégica. Asimismo, tal dictamen quiso lavarle la cara rápido a un IFE ahogado por el fetichismo de lo procedimental (herencia de la clerecía salinista), es decir, el grado cero de la justicia y el triunfo de aquello que los teóricos del derecho denominan una "legalidad puramente formal". ¿A qué viene ahora presumir el logro de su "autonomía"?

Sin embargo, nadie podría alegar mala fe ni deshonestidad de por medio. Fueron -¡uf!- 3 años, 21 tomos y 4 mil páginas con el resultado de una multa de 500 millones de pesos al Partido Acción Nacional y al Verde Ecologista de México. Una muestra, pues, de "aplicación irrestricta de la ley", como dijo el consejero presidente del IFE, colérico a menudo hasta el grado de ponerse fuera de sí en sesiones públicas -ya en alguna entrevista reconoció que él es un hombre de "pocas pulgas", y al leer uno este diagnóstico de sí mismo uno piensa que más bien es un hombre de pocas luces, ¿qué remedio?

Desde las épocas de oro del presidencialismo autoritario -por ejemplo, los jueces y magistrados de Gustavo Díaz Ordaz, los de Luis Echeverría Alvarez, los de José López Portillo- no se escuchaban palabras semejantes. Otra...

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