Escalera al cielo / Mi Lana del Rey

AutorSergio González Rodríguez

Nunca imaginé que, justo en aquella ciudad californiana, injerto de civilización en un desierto hecho de injertos, como las palmeras o la cultura de los migrantes donde lo mexicano representa un signo sólido, encarnaría en mí mismo lo que Jean Baudrillard denominó la ilusión del fin. No sé qué es peor, creer en una tesis extrema o personificarla.

Llevaba conmigo un lenitivo en los audífonos: la voz de Lana del Rey en su álbum Ultraviolence (Polydor/Interscope, 2014). El mayor fenómeno de la música pop me susurraba a los oídos su evangelio hecho de tonadas suaves, velos auditivos, inspiraciones fílmicas, pastiches de antaño, muzak, cuerdas y sintetizadores de cuerdas, reverberaciones, trinos, quejidos, palabrería amorosa, encantamiento poslitúrgico y estribillos infantiles. Lana del Rey: el presente de presentes que conjuga lo pasado, lo actual y el futuro en una sola fórmula repetitiva sin fin por el planeta.

El estado de ánimo colectivo se ha convertido en la gran materia por examinar. Algunos aspiran a descifrarlo desde los estudios econométricos o los demoscópicos, otros elaboran minuciosos análisis estadísticos de la percepción social de uno u otro tema o idea, o maquinan reactivos e interpretaciones cruzadas o algorítmicas.

Más que armar el rompecabezas de lo que la gente percibe a partir de la quincalla cuantitativa, se deberían comprender mejor los aspectos cualitativos de la geografía imaginaria que, en los últimos 30 años, se ha construido como alteridad cotidiana desde las aplicaciones comunes de la revolución tecnológica: el otro mundo que fusiona el sueño, la realidad y el deseo en una sola esfera, e incluye los estímulos audiovisuales, lúdicos, narcóticos, neuronales y viscerales que llevan consigo en sus interconexiones lo mismo el cine, que la música, las series de televisión que los videojuegos, el diseño gráfico que las novelas best seller, el arte que la publicidad o el espectáculo (incluido el deporte).

Walter Burkert ha explicado que los humanos somos capaces de experimentar estados que se describen como "pérdida de la realidad" en manifestaciones varias, por ejemplo, el patriotismo extremo, la fascinación por los juegos y deportes, la distracción proverbial o concentración de artistas y científicos o el fervor de los místicos. "En esos casos", explica dicho académico, "el sistema mental anula lo real, y lo invisible se impone sobre lo evidente" (cf, La creación de lo sagrado, Acantilado, 2009). Frente a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR