Escalera al cielo / Visitar el sueño

AutorChristopher Domínguez Michael

Philippe Ollé-Laprune, en México: visitar el sueño (FCE, 2011), se propuso escribir, en un principio para el público francés, un ensayo breve que en menos de 150 páginas capturase la esencia de la literatura mexicana. Pocos retos ensayísticos más difíciles de llevar a buen puerto que el emprendido por Ollé-Laprune, pues se requiere, para cumplirlo, de una perspicaz capacidad de síntesis y de un certero olfato judicial capaz de diferenciar sin disgresiones qué es clásico y qué no lo es. Un libro así, además, debe ser, sencillamente, útil. A ello debe agregarse, en el ensayista, el poder desplegado por una "vivencia" de lo real.

Intentando la iluminada brevedad sentenciosa, México: visitar el sueño es también el concentrado autobiográfico con el cual Ollé-Laprune, un francés que hace 20 años decidió ser mexicano, abona en el secular carácter cosmopolita de la literatura mexicana. Contra lo que predicaba el nacionalismo cultural, pocas literaturas contemporáneas más abiertas al mundo que la mexicana. Nuestros grandes escritores empezaron su autoconocimiento de México gracias a los catalejos que les prestaron intérpretes extranjeros obsesivos, ocurrentes y sarcásticos menospreciados como turistas. Y en el sentido inverso y para hablar solamente de los escrito- res más cercanos a nuestra generación (Ollé- Laprune nació, como yo, en 1962), la actual literatura mexicana debe mucho a escritores venturosamente aquejados de diversos grados de extranjería.

México: visitar el sueño abunda en observaciones agudas debidas, en buena parte, a la distancia con que Ollé-Laprune mira México, a la vez país propio y país ajeno. Su descripción de nuestras presentaciones de libros, tan idiosincrásicas y provincianas que parecen haber llegado con el Virrey Mendoza, remontándose tan sólo a los años 70 cuando migraron del debate político-académico traído por el exilio sudamericano hacia la literatura, es picante y simpática, como algunos otros detalles del bosque imperceptibles para los árboles plantados de origen. Y, en cuanto al estilo, en la disyuntiva entre el conservadurismo crepuscular con la que Menéndez Pelayo y Henríquez Ureña caracterizaron a las letras mexicanas, en oposición a la cuestionada "tradición de la herejía", Ollé-Laprune, poniendo al ensayo como campo de batalla, subraya al primero contra la segunda.

Las generalizaciones, en un ensayo de esta naturaleza son un derecho inalienable del escritor. Y quizá lo más inquietante en el libro sea una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR