Escuche los problemas, pero no los haga suyos

AutorGeorgina Montalvo y Natalia Vitela

Hay quienes, no conformes con sus propios problemas, se inmiscuyen en los de otros, e incluso hacen todo por resolverlos, posición que resulta contraproducente, porque no solucionan los suyos ni los ajenos.

"De alguna manera creemos que es nuestra responsabilidad moral arreglarlo todo, o suponemos que todos creen que es nuestra obligación moral resolver sus problemas. Esta es una terrible carga y con frecuencia nos hace sentir agobiados", se señala en el libro No Cargue con los Problemas de los Demás (Editorial Norma).

Estas personas pueden llegar a dejar de ocuparse de su vida al estar preocupados por los otros, indica la psicoterapeuta Marcela Domínguez.

Sufren porque, poco a poco, pierden identidad y dejan de reconocer sus necesidades.

"Llega un momento en el que ya no se dan cuenta de en dónde terminan ellas y dónde empiezan los demás", aclara.

De acuerdo con la experta, aquellos que asumen el papel de protectores pueden verse afectados emocionalmente, pues la angustia, la tristeza y el estrés de las personas a las que quieren ayudar pueden ser vividos en carne propia.

Neurosis

Domínguez asegura que intentar resolver conflictos de otros es una conducta neurótica e insana, generalmente inconsciente, que busca correspondencia: "Yo me hago cargo de tus problemas para ver si después tú te haces cargo de los míos".

La postura es de omnipotencia o soberbia inconscientes o un anhelo desesperado de ser aceptado por los demás.

"Suelen ser personas que basan su seguridad personal y autoestima en el bienestar del otro", puntualiza.

Y si esta persona se encuentra con alguien que no acostumbra responsabilizarse de sus conflictos, el problema se agudiza.

"Si yo tengo un problema, ¿qué hago con él? Tal vez no quiera resolverlo yo mismo; tal vez no sepa cómo solucionarlo o piense que usted lo puede resolver más rápidamente o más fácilmente; o tal vez sólo deseo deshacerme de él. Una solución es buscar al héroe que va a venir a rescatarme", escriben los psicoterapeutas estadounidenses Gary y Joy Lundberg, autores de No cargue con los Problemas de los Demás.

Experto en sí mismo

Todos los humanos quieren ser escuchados y comprendidos, pero es común que no logren este propósito.

"A medida que alguien comparte un problema con nosotros, en lugar de escucharlo con atención, nuestra mente está recorriendo rápidamente posibles soluciones, y apenas podemos esperar a que termine de hablar para poder decirle lo que pensamos que debería hacer al respecto.

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