Una estética de la ambigüedad

AutorDanubio Torres Fierro

"Salgo para España la próxima semana así que hazme el favor de pedir a Picasso y Huxley y a todos tus compinches bolcheviques que posterguen su invasión hasta la segunda quincena de julio, cuando el campo ya esté despejado". "Si Stephen Spender y Peter Quennell no me hacen explotar antes, regreso de España a mediados de julio y pasaré unos días en Londres, en el Hyde Park Hotel". Estas dos frases figuran en una carta de Evelyn Waugh a Nancy Mitford, escrita en junio de 1946. Una y otra frase dan testimonio de dos características propias de Waugh: un desparpajo absolutamente seguro de su puntería cuando agredía, y una tirria sostenida, minuciosamente expuesta y cultivada, hacia los enemigos, sobre todo si de enemigos de ideas políticas se trataba. También este párrafo, entresacado de una carta de 1956 a Graham Greene, es sintomático de su estilo: "Estoy cumpliendo mis 49 años. Tú acabas de comenzar los tuyos. Se trata del gran climaterio que determina el curso del resto de la vida de uno, tengo entendido. Este fue un año en el que perdí muchos amigos. No por la muerte sino por el aburrimiento y la denigración. Nuestra amistad comenzó muy tarde. Roguemos para que dure". La música que suena aquí es distinta de la música de los ejemplos anteriores, pero la letra es la misma: palabras dirigidas a la tribu literaria pendenciera con un ingenio que señorea cáustico y criticón. Y, tirana, retumba allí una traza que organiza sus argumentos con un único gesto dominante, sin duda a veces exagerado o fantasioso, fruto de una desenvoltura conquistada a base de un ejercicio prolongado de la irony de genuino cuño inglés.

No sorprende enterarse de que nadie menos que George Orwell tuvo la intención, poco antes de fallecer, de dedicar un ensayo a Waugh como prototipo del artista que desmentía la falacia marxista de que el arte sólo alcanzaba las cumbres de lo glorioso si estaba informado por principios progresistas -o socialistas, como se decía en las décadas iniciales e intermedias del ahora tan remoto, al menos en estas cuestiones, siglo pasado. En efecto, Waugh fue un caso infrecuente en el panorama europeo de su época, como emerge tanto de la primera parte de su obra prolífica como de las cartas seleccionadas que Mark Amory editó con el título precisamente de The Letters of Evelyn Waugh (Ticknor & Fields, Nueva York, 1980). El escritor se adhirió en sus primeras novelas a los lineamientos mayores de la modernidad que entonces campeaba, esos que se...

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