Etica y sociedad regulan la prensa

La prensa como vigía del Gobierno

Los autores de la Primera Enmienda visualizaron a la prensa como un crítico

Por Maribel González

Reforma/Estados Unidos

WASHINGTON.- "El Congreso no elaborará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se prohiba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de prensa, o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de reclamar al Gobierno la reparación de agravios".

La libertad de prensa quedó establecida así por la Primera Enmienda en la Constitución de Estados Unidos en 1791. De ahí deriva el principio ético básico del periodismo de este país: la prensa es independiente del Gobierno.

Los Gobiernos están compuestos por seres humanos, y los seres humanos cometen errores. Los autores de la Primera Enmienda visualizaron a la prensa, a pesar de todas sus imperfecciones, como una especie de crítico. La intención de los fundadores fue que prensa y Gobierno no se convirtieran en socios institucionales, sino en adversarios naturales con funciones diferentes, en que cada uno respete el papel del otro.

Esa vieja cláusula de la Constitución protege a la prensa de toda intervención gubernamental, habiéndose convertido de alguna forma en un autoproclamado vigilante de la vida oficial, registro de eventos públicos y árbitro del comportamiento público.

Aunque sometida a prueba en los pasillos del poder y en los tribunales, la protección de la Primera Enmienda se ha mantenido y le ha dado a la prensa de este país cierta inmunidad frente a represalias oficiales. Para un funcionario público es extremadamente difícil ganar una demanda por difamación, dado que los tribunales han determinado que los funcionarios de Gobierno deben estar abiertos al escrutinio. Además los periodistas han ganado batallas para proteger el anonimato de sus fuentes. Los políticos reconocen que en ocasiones una prensa libre puede ser un fastidio para el Gobierno, pero saben también que ése es uno de los precios de la libertad.

La independencia de los medios periodísticos no impide que los propietarios de periódicos decidan aliarse con un partido político o con intereses particulares, aunque cada vez más publicaciones se consideran políticamente independientes. Cuando anuncian su respaldo a un partido o candidato, se trata de un apoyo voluntario como parte del ejercicio de su independencia.

Los medios no sólo deben ser independientes, sino parecerlo. Un periódico que premie a sus amigos al publicar elogios no será respetado por el público y perderá lectores, lo que reducirá sus ventas. Un periódico cuyos reporteros estén en la nómina de un grupo particular externo o acepten regalos, difícilmente podrá convencer a sus lectores cuando critique al Gobierno por corrupción o falta de ética.

La prensa estadounidense mantiene dos constantes fundamentales: su independencia del Gobierno y la aceptación del público, necesaria para sobrevivir financieramente.

Tampoco hay alguna ley o agencia de Gobierno que regule los medios impresos, si bien no se necesitan licencias para operar un periódico. Estados Unidos no tiene un Ministerio de Información que regule las actividades periodísticas y no hay ningún requerimiento para registrarse como periodista.

La industria periodística de Estados Unidos es un negocio que tiene la filosofía de que el público tiene derecho a saber y actúa como vigilante del Gobierno, lo que le ha dado el título honorario de "el cuarto poder", después de las tres ramas oficiales del...

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