EU: elecciones críticas

AutorZoé Robledo

"Los políticos y los pañales deben ser cambiados con frecuencia y por la misma razón".

Popular calcomanía para coche de venta en temporada electoral.

A la mitad de su primer periodo como presidente de los Estados Unidos de América muchos lo empiezan a considerar un cadáver político. Está a punto de perder la mayoría del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes y se esfuma la posibilidad de su reelección. Mientras tanto, del otro lado del pasillo, el ala más conservadora del Partido Republicano ofrece un "Contrato por América" que propugna la reducción del tamaño e intervención del gobierno y la reducción de impuestos.

Todos lo culpan a él. Él y su obsesión por reformar el sistema de salud. Él y sus ideas de cambio. Él y el protagonismo de su esposa.

Él es... Bill Clinton. Era 1994, y por primera vez en 40 años los demócratas perdieron la mayoría de ambas Cámaras, la de Representantes y el Senado. Al intentar una reforma profunda del sistema de salud, Clinton fracasó estrepitosamente; contagió al Partido Demócrata con el estigma de la derrota; debilitó a sus candidatos y todo se vio reflejado en los resultados electorales: perdió 54 escaños en la Cámara de Representantes. La de 1994 fue su derrota: un masivo y dramático repudio al Presidente y sus políticas. Muchos encuestadores y analistas predecían el fin adelantado de su Presidencia. Y se equivocaron. Dos años después de su abrumadora derrota legislativa, Clinton logró lo que ningún otro Presidente demócrata había alcanzado desde Franklin Delano Roosevelt: reelegirse.

Hoy muchos creen que ese guión se repite. Que en su primera elección intermedia, Barack Obama se dirige irremediablemente hacia un gobierno dividido. Que el Partido Demócrata perderá la mayoría en el Congreso, escaños claves en el Senado y muchas gubernaturas. Que el Tea Party generará un nuevo equilibrio del sistema político estadounidense. Que a la mitad de su primer periodo como presidente de Estados Unidos Obama es un cadáver político. Quizá para entender el significado real de ese proceso hay que desagregar las distintas elecciones y esbozar los posibles resultados. Porque uno es el resultado del 2 de noviembre, que redistribuirá el poder; y otro, muy distinto, el del 3 de noviembre, que podría realinear la política de Estados Unidos.

Cámara de Representantes

La Cámara de Representantes se compone de 435 congresistas, que actualmente están distribuidos en 255 demócratas y 178 republicanos (los dos escaños restantes están vacantes). Una pregunta que ha surgido es si los demócratas perderán esa mayoría. Es difícil pero no improbable. Para que los republicanos ganen la mayoría de la Cámara de Representantes deben mantener todos sus escaños y conquistar, por lo menos, otros 42. A partir de ese número de escaños que cambien su...

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