Las y los excéntricos / Pedro Almodóvar

AutorGuadalupe Loaeza

No sé por qué pienso que Pedro Almodóvar es totalmente entrañable. Me imagino que todas sus actrices lo aman y se sienten comprendidas por este maravilloso director de cine. Algo me dice que conoce como nadie el mundo femenino.

De ahí que sus mujeres sean inolvidables, porque en sus películas hay de todo, mujeres intuitivas, chistosas, combativas, ocurrentes, dominantes, seductoras o complicadas, entre muchos otros tipos de mujer. Cuando veo sus películas, pienso que me encantaría como confidente. A lo mejor así le pasa con sus actrices, todas ellas le han de contar sus historias y secretos. Y quizá, en sus películas, está puesta la vida de sus amigas, sus actrices y hasta de sus familiares. Pero, sobre todo, la que debe de estar es su mamá, doña Francisca Caballero. Ella era el amor de su vida; además de ser su madre, era su cómplice. Era una mujer llena de ingenio y de un humor espléndido, a pesar de haber sufrido una gran pobreza cuando Pedro era niño, pero era de aquellas mujeres, como decían en su pueblo, "capaz de sacar agua de una alcuza (aceitera)". Cuando la visitaba, doña Francisca le decía: "¿Cómo que nada más Pedro Almodóvar? ¡Tú te llamas Pedro Almodóvar Caballero!".

Para mantener a su familia, doña Francisca llegó a trabajar leyendo y escribiendo cartas para sus vecinos, pues en su pueblo había mucho analfabetismo. "Yo tenía 8 años; normalmente era yo quien escribía las cartas y ella quien leía las que nuestros vecinos recibían. En más de una ocasión, yo me fijaba en el texto que mi madre leía y descubría con estupor que no correspondía exactamente con lo escrito en el papel: mi madre inventaba parte. Las vecinas no lo sabían, porque lo inventado siempre era una prolongación de su vida, y quedaban encantadas con la lectura. Después de comprobar que mi madre nunca se atenía al texto original, un día se lo reproché de camino a casa: ¿Por qué le has leído que se acuerda tanto de la abuela, y que echa de menos cuando la peinaba en la puerta de la calle, con la palangana llena de agua? La carta ni siquiera nombra a la abuela. ¡Pero has visto lo contenta que se ha puesto!, me dijo ella".

Almodóvar se dio cuenta de que la realidad se podía mejorar y embellecer. De ahí que sus películas reflejen sus sueños y fantasías. Uno de los aspectos que más llaman la atención de sus películas son los colores, un poco exagerados y muy luminosos. "Eso se debe a que yo así veía mi pueblo. Esos son los colores con que yo veía la realidad de niño, y...

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