Exterminan a indígenas argentinos

AutorAlejandro Pairone

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CHACO, Argentina.- La vida de Rosa Molina se escapó tan en silencio como había sido su larga agonía de años por acumulación de hambre y suma de todas las enfermedades de la desnutrición que podían caber en su cuerpecito de apenas 24 kilos.

Rosa, de 56 años, fue una de las 16 indígenas de la etnia Toba muertas en los últimos 60 días por la desnutrición extrema en la provincia argentina del Chaco, ubicada a mil 200 kilómetros al norte de Buenos Aires.

La de Rosa y las otras son muertes detectadas sólo en un área de 50 kilómetros a las puertas del mayor bosque subtropical argentino, El Impenetrable, de 3 millones de hectáreas, hábitat natural de los tobas.

Mientras los tobas mueren en silencio, el resto de Argentina y el Chaco mismo siguen con un proceso electoral para las presidenciales del próximo domingo 28 de octubre como si nada sucediera.

La prensa local publica la muerte de cada toba casi como un hecho más, como algo natural, mientras que el Gobierno provincial se enfada ante cada denuncia y la descalifica como una campaña en su contra.

Ninguna de las siete llamadas de REFORMA a las autoridades provinciales fueron atendidas o respondidas cuando se anticipaba que el motivo era preguntar por el exterminio de la comunidad toba.

A Rosa y al otro 90 por ciento de los tobas desnutridos en una provincia exportadora de alimentos por 650 millones de dólares, según datos oficiales, no les llegan los beneficios de un país que desde 2003 crece al 9 por ciento anual y redujo la pobreza a la mitad.

"Lo que sucede aquí es un desastre humanitario, un genocidio silencioso o un exterminio planificado. Cualquiera de las tres vías conduce a la extinción de la comunidad toba aunque por diferentes metodologías", denunció a REFORMA el abogado Rolando Núñez.

Núñez es el coordinador del Centro de Estudios Nelson Mandela, la organización humanitaria local que logró dar visibilidad nacional e internacional a la tragedia de los tobas, y que hasta sacudió a los jueces de la Corte Suprema.

En septiembre pasado, la Corte hizo propio el concepto de "genocidio silencioso", y ordenó a los Gobiernos nacional y local entregar de inmediato alimentos, agua, colchones y medicinas, y que proveyeran asistencia sanitaria para salvar miles de vidas en peligro de la comunidad toba.

Eso reactivó algunos planes sociales olvidados, poco eficientes para prevenir ni salvar a los que ya están muertos en vida, pero aún no han muerto del todo: parecen concebidos más en contra que...

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